lunes, 3 de mayo de 2010

FRASE DE LA SEMANA 03-05-2010

En cada niño nace la humanidad.


Ser como Niño

Gabriela Cueto


Requisito para entrar en el reino de los cielos. Tres de los evangelistas citan lo mismo acerca de esta afirmación que hizo Jesús y esto es muy importante ya que la forma correcta de verificar algo en la biblia con el fin de autentificar que es de Dios y no del hombre que lo escribió es corroborar que se confirma otras veces en los libros de la biblia.

En Mateo 18: 1 dice “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos". ¿volverse como un niño? y ¿Cómo es un niño?

Ah, sí, la respuesta más común es: -inocente. Revisemos, mmmm... ¿en realidad un niño es inocente? Porque hay niños con mucha maldad que atacan a otro en sus defectos, hay niños que se imponen a otros y no les permiten jugar con cierto niño que no les cae bien, aunque lo vean llorar; hay niños, que matan, niños que violan niños, hay niños que se burlan de que otro niño por no tenga papá o mamá, hay niños desobedientes, etc...

O tal vez, Cristo estaba hablando de bebes, mmmm..., no, ciertamente estaba hablando de niños, esto es antes de los 13 años, porque a los 13 se convierten en adultos para Dios, ya que antes de los 13 años están siendo educados y los pecados que cometen recaen en la cabeza de sus padres, pero al cumplir 13 años, el niño frente a Dios es completamente al 100% responsable de sus pecados.



Entonces, sí vemos que los niños no son tan inocentes como un bebe y cometen pecados ¿a qué se refiere con ser niños?

Para empezar un niño no se preocupa qué va a comer, qué va a vestir y mucho menos se preocupa qué va a comer y vestir el día de mañana o dentro de un mes, para nada. El niño es feliz a pesar de las circunstancias, por extremas que sean. Sí un niño vive en la calle, se ocupa de conseguir la comida de ese momento y para nada se siente infeliz por ello y cuando la consigue se siente muy gratificado. A un niño siempre le va bien, al menos a sus propios ojos, vive el día sin mortificarse de dónde va a pasar la noche y cuándo consigue un rincón o una coladera caliente con unos cartones que maravillosamente aparecieron en ese mismo lugar como si lo estuvieran esperando. Se siente el niño más bendecido del mundo y su alegría no se apaga por la mañana al ver esas miserables condiciones, sino que se levanta a juguetear con otros niños que por causas desconocidas se reunieron con él durante la madrugada; ahora no está solo y aun es más feliz, cada día, cada instante él va mejorando hasta que se vuelve adulto y todo se convierte en resentimiento, odio y frustración, pero mientras es niño, vive confiado, no se preocupa, más bien, se ocupa y las circunstancias en las que se dan las cosas siempre son las mejores, aunque sea el haberse encontrado un pantalón en la basura, ¡le queda! y ¡precisamente era lo que necesitaba!

No importa que a las personas que les pide ayuda le digan que no, porque hay muchas otras que ese día lo ayudarán y al siguiente otras. Sin miedo por el que ha de venir, aunque el niño no haya conseguido donde dormir esa noche, entonces jugará toda la noche y si no consiguió que comer, seguirá riendo y seguirá jugando y se acercará con su carita sonriente o con frescura a pedir dinero a la gente. Cuando un niño que pide limosna pone su carita lastimera, ya está entrenado por un adulto.

Esa confianza. Es la confianza que Dios nos pide que depositemos en él y que vivamos como niños frente a Dios, sin miedo del mañana, sin preocuparnos por lo que vendrá, ocupándonos por el ahora, por hacer bien nuestra parte, esperando que Dios haga la suya y a su tiempo, no en nuestro tiempo.

Otra característica del niño es su gran capacidad de perdonar o de superar los problemas humanos. Cuando un niño es golpeado por su papá o por su mamá, no vivirá resentido durante una semana, simplemente en poco tiempo estará jugando y el padre golpeador podrá escuchar sus risas tras la puerta a lo que muchas veces responderá con un regaño u otra golpiza y sin embargo el niño al poco rato podrá estar besando y abrazando a sus padres sin reservas.

Esa capacidad que tienen los niños que son torturados por sus padres, que a pesar que les arrancaron los dientes, los quemaron con cigarros o alguna plancha ellos lloran cuando son apartados de su mami y extrañan a su papi. Y a pesar de todo vuelven a reír y jugar y los ves correteando felices como si todo estuviera bien. Esa capacidad se va perdiendo con la adultez. Conforme el niño se vuelve adulto se va amargando, entra el odio, el resentimiento y el trauma y vivirá conforme a lo que le pasó, pierde la capacidad de modificar su futuro, pierde la oportunidad de abrirse a un mejor porvenir, porque ya de adulto vive dándole vueltas a su pasado, atado a esa circunstancia sin poder avanzar, actuará conforme a sus miedos, a lo que su instinto de conservación le recuerda que duele.

Por lo tanto, sí el trauma es ocasionado en un trabajo, el adulto ya no quiere trabajar bien o ni siquiera trabajar quiere, y ¿quién le dice a esa persona que volverá a fracasar? Tal vez en ese nuevo trabajo tenga éxito, pero como ya es adulto llegará al nuevo trabajo atado con lo que le pasó, pues ya no trabajará al 100% y volverá a fracasar.

Y así es en todo, en las relaciones con otras personas el adulto cargará todo su pasado, sin darse la oportunidad de volver a empezar cada día. ¿Volver a empezar? ¿En la relación con mis hijos, con mi esposo? Si, la Palabra dice que la misericordia de Dios es nueva cada mañana, entonces cada mañana es una nueva oportunidad de voler a empezar, de hacer las cosas bien.

Los niños dejan de ser niños cuando van aprendiendo las reglas del mundo y aprenden que siendo niños son más vulnerables, así aprenden a engañar, a mentir y a cuestionar a Dios.

La Palabra de Dios dice que tenemos que perdonar antes de que se ponga el sol, en Efesios 4:26 dice: "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27ni deis lugar al diablo. 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

Entonces volverse como niños es más complejo de lo que creíamos, es vivir tranquilos, reposados en el Señor, confiados en él, sin angustias, ni preocupaciones, haciendo nuestra parte, que Dios hará la suya. Ser niño es tener una gran capacidad de perdón y de superar las circunstancias del pasado y los problemas humanos a fin de ser libres.

Mateo 18:4 dice "Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos".

Un niño tiene la capacidad de humillarse y pedir perdón a sus padres, sí estos lo corrigieron ya sea justa o injustamente, eso no importa, pide perdón por el daño y se pone feliz cuando es perdonado y aprende o va aprendiendo a no volver a hacer lo malo o lo que se le indica como malo. Entonces el volver a ser niño es tener la capacidad de arrepentirse o sea de pedir perdón y dejar de hacer lo malo, obedeciendo a su Padre, un niño tiene la capacidad de humillarse sinceramente frente a Dios sin esperar nada a cambio.

Marcos 10:15 dice “De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

El niño tiene la capacidad de creer en Dios, cuando se le enseñan las cosas de Dios no cuestiona si es verdad o no que Dios existe, se alegra y lo alaba, bailando y aplaudiendo sin importarle que va a decir el de a un lado, recibe la Palabra con interés y admiración, si ya sabe de Su existencia, le habla a Dios, platica con Él, tiene una relación con Él, Se deja educar en las cosas de Dios y le teme, con ese temor de no hacer algo que le desagrade, temor de causar su ira, temor de respeto de Padre-hijo. El niño recibe el reino de Dios con alegría, confianza, agradecimiento y amor.

Queridos Hermanos, volvamos a ser niños, cada día tenemos la oportunidad de hacerlo, hagámoslo cada día.

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