Había un niño que rezaba todos los días, y decía: Señor, gracias por todo lo que me das, te quiero pedir por el mundo que esta perdido. Para que ayudes a las personas que más lo necesitan. Y nunca pasaba nada el mundo seguía igual y pues el niño seguía rezando.
Cuando creció, y tenía unos 20 años se dio cuenta de qué su oración no era muy buena, y mejor dijo: Señor, gracias por todo lo que me das, te quiero pedir por el país, para que nuestros gobernantes nos guíen a la prosperidad y así continuaba todos los días.
Creció más, y cuando tenía unos 40 años, se volvió a dar cuenta de que su oración no cambiaba nada y la volvió a cambiar diciendo: Señor, gracias por todo, te quiero pedir por mi comunidad, para que nos ayudes a ser mejores personas. Y paso el tiempo igual se dio cuenta de que su oración no cambiaba nada, y creía que Dios no lo escuchaba
Pero se puso a reflexionar y se dio cuenta de que su oración no servía y la cambio cuando ya estaba muy viejo y dijo: Señor gracias te doy, te pido por mí, para que me ayudes a cambiar a mí, y no a los demás, para que así yo pueda cambiar a los que me rodean.
Muchas veces queremos que Dios cambie al mundo para que sea mejor, en vez de pedirle que nos cambie a nosotros primero, para así dar testimonio de Él
Empezar por nosotros, teniendo nuestra Fe bien puesta en el Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario