miércoles, 28 de julio de 2010

PROMOCIONAL MATERIAL DIDÁCTICO VIDA DE SANTOS


PROMO DE SANTOS

CONTIENE
1 TABLERO CON PREGUNTAS RELACIONADAS A LA VIDA DEL SANTO
4 FICHAS PARA JUGADORES
1 DADO
1 HOJA DE PREGUNTAS CON RESPUESTAS
1 HOJA FOTOCOPIABLE PARA COLOREAR
7 SABIAS QUÉ?... PARA INCREMENTAR CONOCIMIENTOS GENERALES
1 SEPARADOR DE REGALO CON CONTENIDO YA SEA ORACIÓN O POEMAS DE CADA SANTO

TAMBIÉN CUENTA CON INSTRUCTIVO

ESPERO TE GUSTE CONTAMOS CON 4 JUEGOS DE SANTOS DIFERENTES
SAN FRANCISCO, STA TERESA DE JESÚS, SAN MARTÍN DE PORRES, Y SAN JUDAS TADEO

lunes, 26 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 26-07-2010


Es una refleyxion linda, en la que muchas veces caemos. queremos cambiar el mundo, mejorar a las personas, ver menos agresion, menos gente mala y le pedimos a Dios por ello en nuestras oraciones pero a veces olvidamos lo mas importante para poder cambiar el mundo primero hay que cambiar. Debes ser perseverante en la oración, no hasta que Dios te escuche sino hasta que tú escuches a Dios…

Había un niño que rezaba todos los días, y decía: Señor, gracias por todo lo que me das, te quiero pedir por el mundo que esta perdido. Para que ayudes a las personas que más lo necesitan. Y nunca pasaba nada el mundo seguía igual y pues el niño seguía rezando.


Cuando creció, y tenía unos 20 años se dio cuenta de qué su oración no era muy buena, y mejor dijo: Señor, gracias por todo lo que me das, te quiero pedir por el país, para que nuestros gobernantes nos guíen a la prosperidad y así continuaba todos los días.


Creció más, y cuando tenía unos 40 años, se volvió a dar cuenta de que su oración no cambiaba nada y la volvió a cambiar diciendo: Señor, gracias por todo, te quiero pedir por mi comunidad, para que nos ayudes a ser mejores personas. Y paso el tiempo igual se dio cuenta de que su oración no cambiaba nada, y creía que Dios no lo escuchaba


Pero se puso a reflexionar y se dio cuenta de que su oración no servía y la cambio cuando ya estaba muy viejo y dijo: Señor gracias te doy, te pido por mí, para que me ayudes a cambiar a mí, y no a los demás, para que así yo pueda cambiar a los que me rodean.


Muchas veces queremos que Dios cambie al mundo para que sea mejor, en vez de pedirle que nos cambie a nosotros primero, para así dar testimonio de Él


Empezar por nosotros, teniendo nuestra Fe bien puesta en el Señor.

lunes, 19 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 19-07-2010



La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.




QUÉ ES LA FELICIDAD?

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.

Depende de ti

¿QUÉ ES LA FELICIDAD? Depende de ti, de tu estado de consciencia o inconsciencia, de si estás dormido o despierto. Murphy tiene una famosa frase. Dice que existen dos tipos de personas: las que siempre dividen a la humanidad en dos tipos y las que no dividen en absoluto a la humanidad. Yo formo parte del primer tipo: la humanidad puede dividirse en dos tipos, los que duermen y los que están despiertos y, por supuesto, un pequeño grupo entre medias.
La felicidad dependerá de dónde estés en tu consciencia. Si estás dormido, el placer es la felicidad. El placer significa la sensación, intentar alcanzar por mediación del cuerpo algo que no se puede alcanzar por mediación del cuerpo, obligar al cuerpo a alcanzar algo de lo que no es capaz. Las personas intentan, por todos los medios posibles, alcanzar la felicidad por mediación del cuerpo.
El cuerpo solo puede proporcionar placeres pasajeros, y cada placer se equilibra con el dolor, en el mismo grado, en la misma medida. A cada placer le sigue lo opuesto, porque el cuerpo existe en el mundo de la dualidad, igual que la noche sigue al día y la vida sigue a la muerte y la muerte sigue a la vida, en un círculo vicioso. Al placer lo seguirá el dolor, y al dolor lo seguirá el placer. Pero nunca estarás tranquilo. Cuando te encuentres en un estado de placer tendrás miedo de perderlo, y ese miedo lo emponzoñará. Y, naturalmente, cuando estés perdido en medio del dolor, sufrirás y harás todos los esfuerzos posibles para salir de él, y volverás a caer en lo mismo.
Buda lo llama la rueda del nacimiento y de la muerte. Nosotros nos movemos con esa rueda, aferrados a ella... y la rue-da continúa moviéndose. A veces se presenta el placer y otras veces se presenta el dolor, pero estamos aplastados entre esas dos rocas.
Pero la persona adormilada no conoce nada más. Solo conoce unas cuantas sensaciones del cuerpo: la comida, el sexo... Ese es su mundo. Si reprime el sexo se hace adicta a la comida; si reprime la comida se hace adicta al sexo. La energía se mueve como un péndulo. Y lo que se llama placer es, como mucho, simple alivio de un estado de tensión.
La energía sexual se recoge, se acumula; te pones tenso y deseas relajar esa tensión. Para quien está dormido, el sexo no es sino un alivio, como un buen estornudo. No produce más que cierto alivio: había tensión, y ha desaparecido. Pero vol-verá a acumularse. La comida solo te proporciona cierto gusto en la lengua; no es mucho por lo que vivir. Pero muchas personas viven únicamente para comer; pocas personas comen para vivir.
La historia de Colón es muy conocida. Fue un largo viaje. No vieron sino agua durante tres meses. Un día, Colón miró al horizonte y vio árboles. Si pensáis en lo contento que se puso al ver árboles, imaginaos cómo se puso su perro.
Ese es el mundo del placer. Al perro se le puede perdonar, pero a ti no.
En su primera cita, un chico, pensando en alguna forma de divertirse, le preguntó a la chica si quería ir a jugar a los bolos. Ella contestó que no le gustaban los bolos. Después el chico propuso que fueran a ver una película, pero ella contestó que no le gustaba el cine. Mientras intentaba pensar en otra cosa le ofreció un cigarrillo, que la chica rechazó. Después le preguntó si quería ir a bailar y tomar copas a la nueva discoteca. Ella volvió a rechazar la propuesta, diciendo que no le gustaban esas
cosas.
Desesperado, le preguntó si quería ir a su apartamento a pasar la noche haciendo el amor. Para su sorpresa, la chica accedió de buena gana, lo besó apasionadamente y dijo: «¿Lo ves? No hacen falta esas cosas para divertirse».
Lo que llamamos «felicidad» depende de la persona. Para la persona dormida, las sensaciones placenteras son la felicidad. La persona dormida vive cambiando de un placer a otro. Se precipita de una sensación a otra. Vive para las pequeñas emociones; lleva una vida muy superficial. No tiene profundidad, no tiene calidad. Vive en el mundo de la cantidad.
También hay personas que están entre medias, ni dormidas ni despiertas, que viven en un limbo, un poquito dormidas y un poquito despiertas. A veces se puede tener esa experiencia a primera hora de la mañana: todavía adormilado, pero sin que puedas decir que estás dormido porque oyes los ruidos de la casa, a tu pareja preparando el café, el ruido de la cafetera o de los niños preparándose para el colegio. Oyes todo eso, pero aún no estás despierto. Esos ruidos te llegan vagamente, débiles, como si hubiera una gran distancia entre tú y lo que ocurre a tu alrededor. Tienes la sensación de que forma parte de un sueño. No forma parte de un sueño, pero tú te encuentras en un estado intermedio.
Lo mismo ocurre cuando empiezas a meditar. Quien no medita duerme, sueña; quien medita empieza a alejarse del sueño y a dirigirse al despertar, en un estado transitorio. Entonces la felicidad tiene un sentido completamente distinto: tiene más de calidad y menos de cantidad; es algo más psicológico, menos fisiológico. Quien medita disfruta más de la música, disfruta más de la poesía, disfruta creando algo. Esas personas disfrutan de la naturaleza, de su belleza. Disfrutan del silencio, disfrutan de lo que nunca habían disfrutado antes, y eso es mucho más duradero. Incluso si se para la música, algo persiste.
Y no es un alivio. La diferencia entre el placer y esta clase de felicidad consiste en que no es un alivio, sino un enriquecimiento. Te sientes más pleno, empiezas a desbordarte. Al escuchar buena música, algo estalla en tu ser, surge una armonía en ti: te haces música. O, al bailar, de pronto te olvidas de tu cuerpo; tu cuerpo es ingrávido. La gravedad pierde su poder sobre ti. De repente te encuentras en otro espacio: el ego no es tan sólido, el bailarín se funde y se fusiona con la danza.
Esto es mucho más elevado, mucho más profundo que el placer que se obtiene de la comida o del sexo. Esto es algo profundo, pero no lo supremo. Lo supremo solo ocurre cuando estás plenamente despierto, cuando eres un Buda, cuando ha desaparecido todo el sueño, cuando todo tu ser está lleno de luz, cuando no hay oscuridad en tu interior. Toda la oscuridad ha desaparecido y, junto con la oscuridad, el ego. Han desaparecido todas las tensiones, las angustias, las ansias. Te encuentras en un estado de absoluta satisfacción. Vives en el presente; se acabaron el pasado y el futuro. Estás por completo aquí. Este momento lo es todo. Ahora es el único tiempo y aquí es el único espacio. Y de repente el cielo desciende sobre ti. Eso es la dicha. Eso es la verdadera felicidad.
Busca la dicha; es tu derecho inalienable. No sigas perdido en la jungla de los placeres; elévate un poco. Ve en busca de la felicidad y después de la dicha. El placer es animal; la felicidad es humana; la dicha, divina. El placer te ata, es una esclavitud, te encadena. La felicidad te afloja un poco la cuerda, te da un poco de libertad, pero solo un poco. La dicha es la libertad absoluta. Empiezas a avanzar hacia arriba; te da alas. Dejas de formar parte de la grosera tierra; pasas a formar parte del cielo. Te conviertes en luz, en alegría.
El placer depende de los demás. La felicidad no depende de otros, pero de todos modos es algo distinto de ti. La dicha no depende de nada, ni es nada distinto de ti; es tu ser mismo, es tu naturaleza misma.
Buda Gautama dice: «Existe el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo».
Medita sobre esto lo más profundamente posible, porque contiene una de las verdades más fundamentales. Hay que comprender estas cuatro palabras, reflexionar sobre ellas. La primera es placer, la segunda, felicidad, la tercera, alegría, y la cuarta es dicha.
El placer es algo físico, fisiológico. El placer es lo superficial de la vida, la excitación. Puede ser sexual o de otros sentidos; puede convertirse en obsesión con la comida, pero está arraigado en el cuerpo. El cuerpo es tu periferia, tu circunferencia, no tu centro. Y vivir en la circunferencia significa vivir a merced de toda clase de cosas que suceden a tu alrededor. Quien busque el placer quedará a merced de la casualidad. Ocurre como con las olas del mar: están a merced de los vientos. Cuando soplan vientos fuertes, aparecen las olas; cuando desaparecen los vientos, desaparecen las olas. No tienen una existencia independiente, son dependientes, y todo lo que depende de algo exterior supone esclavitud.
El placer depende del otro. Si amas a una mujer, si ese es tu placer, esa mujer se convierte en tu dueña. Si amas a un hombre, si ese es tu placer y te sientes desgraciada y desesperada sin él, has creado tu propia esclavitud. Has creado una prisión; ya no eres libre. Si vas en pos del dinero y del poder, dependerás del dinero y del poder. Quien se dedica a acumular dinero, si su placer consiste en tener cada día más dinero, será cada día desgraciado, porque cuanto más tiene, más quiere, y cuanto más tiene, más miedo tiene de perderlo.
Es una espada de doble filo: querer más es el primer filo de la espada. Cuanto más exiges, cuanto más deseas, cuanto más sientes que te falta algo, más vacío y hueco te sientes. Y el otro filo de la espada es que cuanto más tienes, más temes que te lo quiten. Te lo pueden robar. El banco puede ir a la bancarrota, puede cambiar la situación política del país, hacerse comunista... Hay mil cosas de las que depende tu dinero. Tu dinero no te hace amo, sino esclavo.
El placer es algo periférico; por consiguiente, te hará depender de las circunstancias externas. Y es simple excitación. Si la comida es un placer, ¿de qué se disfruta realmente? Solo del gusto... y eso unos momentos, cuando la comida llega a las papilas gustativas y notas una sensación que interpretas como placer. Es una interpretación tuya. Hoy puede parecerte un placer y mañana no. Si sigues comiendo la misma cantidad todos los días, las papilas gustativas dejarán de responder a la comida, y dentro de poco estarás harto.
Así es como nos hartamos de las cosas: un día corres tras un hombre o una mujer y al día siguiente intentas encontrar excusas para librarte de esa persona. Es la misma persona; nada ha cambiado. ¿Qué ha pasado entretanto? Te has aburrido del otro, porque el placer consistía en explorar lo nuevo. Resulta que el otro ya no es nuevo; ya te has familiarizado con su territorio. Te has familiarizado con el cuerpo del otro, con las curvas de su cuerpo, con la sensación que te produce su cuerpo.
Y la mente ansía algo nuevo.
La mente siempre ansía algo nuevo. Así es como la mente te mantiene siempre atado a algo futuro. Te mantiene en un es-tado de espera, pero nunca te lleva los productos, porque no puede. Solo puede crear nuevas esperanzas, nuevos deseos.
Las hojas crecen en los árboles del mismo modo que los deseos y las esperanzas crecen en la mente. Querías una casa nueva y ya la tienes; ¿dónde está el placer? La disfrutaste unos momentos, cuando conseguiste tu objetivo. Una vez conseguido a la mente deja de interesarle y ya ha empezado a tender nuevas telarañas de deseo. Ya ha empezado a pensar en otras casas, más grandes. Y eso es lo que pasa con todo.
El placer te crea un estado de deseo permanente, de inquietud, una agitación continua. Hay múltiples deseos, todos y cada uno de ellos insaciables, que reclaman toda tu atención. Te conviertes en víctima de una multitud de deseos enloquecedores —enloquecedores porque no se pueden cumplir—, que te
llevan de acá para allá. Tú mismo te conviertes en una contradicción. Un deseo te lleva hacia la izquierda, otro hacia la derecha, y alimentas ambos deseos al mismo tiempo. Y entonces te sientes dividido, escindido, desgarrado. Te sientes hecho pedazos. Nadie sino tú es responsable; es la estupidez del deseo de placer lo que crea esta situación.
Y es un fenómeno complejo. No eres tú el único que busca el placer; millones de personas buscan los mismos placeres. Por eso existe una gran lucha, la competición, la violencia, la guerra. Todos son enemigos entre sí, porque todos tienen el mismo objetivo y no todos pueden conseguirlo. De ahí que la lucha sea tremenda, porque hay que arriesgarlo todo, y por nada, ya que, cuando ganas, no ganas nada. Malgastas tu vida entera en esa lucha. Una vida que podría haber sido una fiesta se convierte en una lucha prolongada, inútil.
Cuando vas buscando el placer no puedes amar, porque la persona que va buscando el placer utiliza al otro como medio. Y utilizar al otro como medio es una de las acciones más inmorales, porque cada ser es un fin en sí mismo, y no un medio. Pero cuando buscas el placer tienes que utilizar al otro como medio. Te haces astuto, porque la lucha es tremenda. Si no eres astuto te engañarán, y antes de que los demás te engañen, tú tienes que engañarlos a ellos.
Ya advertía Maquiavelo a los buscadores del placer que la mejor forma de defensa es el ataque. No hay que esperar a que el otro ataque; podría ser demasiado tarde. Antes de eso, atácalo tú. Esa es la mejor forma de defensa. Y es un consejo que se sigue, tanto si se conoce a Maquiavelo como si no.
Es muy extraño. La gente conoce a Jesucristo, a Buda, a Mahoma, a Krisna, pero nadie los sigue. La gente no sabe gran cosa de Maquiavelo, pero a él sí lo siguen, como si tuviera mucha importancia para ellos. No hace falta que lo leáis; simplemente lo seguís. Vuestra sociedad está basada en los principios maquiavélicos; en eso consiste el juego político. Antes de que alguien te quite algo, quítaselo tú. Tienes que estar siempre en guardia. Naturalmente, si estás siempre en guardia, te sentirás tenso, angustiado, preocupado. Todo el mundo está en tu contra y tú estás en contra de todo el mundo.
De modo que el placer no es ni puede ser la meta de la vida.
La segunda palabra que hay que comprender es la felicidad. El placer es algo fisiológico; la felicidad es algo psicológico. La felicidad es un poco mejor, algo un poco más refinado, un poco más elevado... pero no muy distinto del placer. Podría decirse que el placer es una clase más baja de felicidad y que la felicidad es una clase más elevada de placer: las dos caras de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un poco más refinada, un poco más humana, pero es el mismo juego que se juega en el mundo de la mente. No te preocupas tanto de las sensaciones fisiológicas como de las sensaciones psicológicas, pero no existe diferencia en lo fundamental.
La tercera es la alegría: la alegría es algo espiritual. Es algo distinto, completamente distinto del placer y de la felicidad. No tiene nada que ver con lo externo, con el otro; es un fenómeno interno. La alegría no depende de las circunstancias; es algo tuyo. No es una excitación producida por las cosas; se trata de un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es espiritual.
Pero Buda tampoco habla de la alegría, porque existe otra cosa que va más allá de la alegría. Él lo llama dicha. La dicha es algo absoluto. No es algo fisiológico, ni psicológico ni espiritual. No sabe de divisiones; es indivisible. Es absoluta en un sentido y trascendente en otro. Buda solo emplea dos palabras en esta frase. La primera es el placer, que incluye la felicidad. La segunda es la dicha, que incluye la alegría.
La dicha significa alcanzar el núcleo más profundo de tu ser. Se encuentra en las profundidades últimas de tu ser, donde ni siquiera el ego existe, donde reina el silencio: tú has desaparecido. En la alegría existes un poco, pero en la dicha dejas de existir. Se ha disuelto el ego; es un estado de no ser.
Buda lo llama nirvana. El nirvana significa dejar de ser, ser un vacío infinito como el cielo. Y en el momento en que eres el infinito, te inundas de estrellas e inicias una vida completamente nueva. Renaces.
El placer es algo momentáneo, algo que pertenece a la esfera del tiempo, es algo «de momento». La dicha es intemporal, atemporal. El placer comienza y termina; la dicha ni va ni viene: está ya en el núcleo más profundo de tu ser. El placer hay que arrancárselo a otro: o eres mendigo o eres ladrón. La dicha te hace el amo.
La dicha no es algo que te inventas, sino algo que descubres. La dicha es tu naturaleza más íntima. Estaba allí desde el principio, pero tú no te habías fijado. No te has dado cuenta porque no miras hacia dentro.
Esa es la única desgracia del ser humano, que solo mira hacia fuera, siempre en busca y en pos de algo. Y no se puede encontrar en el exterior porque no está allí.
Una tarde, Rabiya —una famosa mística sufí— estaba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. Se estaba poniendo el sol y la oscuridad descendía poco a poco. La gente fue congregándose, y le preguntaron:
—¿Qué haces? ¿Qué se te ha perdido? ¿Qué estás buscando?
Ella contestó:
—Se me ha perdido la aguja.
La gente dijo:
—Se está poniendo el sol y va a resultar muy difícil encontrar la aguja, pero vamos a ayudarte. ¿Dónde se te ha caído exactamente? Porque la calle es grande y la aguja pequeña. Si sabemos exactamente dónde se ha caído resultará más fácil encontrarla.
Rabiya contestó:
—Más vale que no me preguntéis eso, porque en realidad no se ha caído en la calle, sino en mi casa.
La gente se echó a reír y dijo:
—¡Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se ha caído en tu casa, ¿por qué la estamos buscando en la calle?
Rabiya replicó:
—Por una razón tan sencilla como lógica: en la casa no hay luz y en la calle aún queda un poco de luz.
La gente volvió a reírse y se dispersaron. Rabiya los llamó y dijo:
—¡Escuchadme! Eso es lo que hacéis vosotros. Yo me limitaba a seguir vuestro ejemplo. Os empeñáis en buscar la dicha en el mundo exterior sin plantear la pregunta fundamental: «¿Dónde la has perdido?». Y yo os digo que la habéis perdido dentro. La buscáis fuera por la sencilla y lógica razón de que vuestros sentidos están abiertos hacia el exterior: hay un poco más de luz. Vuestros ojos miran hacia fuera, vuestros oídos escuchan hacia fuera, vuestras manos se tienden hacia fuera; por eso estáis buscando fuera. Por lo demás os aseguro que no la habéis perdido ahí, y lo digo por experiencia propia. Yo también he buscado fuera durante muchas, muchas vidas, y el día que miré dentro me llevé una sorpresa. No hacía falta buscar y registrar; siempre había estado dentro.
La dicha es tu núcleo más íntimo. El placer se lo tienes que pedir a otros, y naturalmente te haces dependiente. La dicha te hace el amo. La dicha no es algo que te ocurre; ya está ahí.
Buda dice: «Existe el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo». Deja de mirar hacia fuera. Mira hacia dentro, vuélvete hacia tu interior. Empieza a buscar y registrar en tu interior, en tu subjetividad. La dicha no es un objeto que se pueda encontrar en ninguna otra parte; es tu consciencia.
En Oriente siempre hemos definido la verdad suprema como Sat-Chit-Anand. Sat significa ‘verdad’, chit significa ‘consciencia’, y anand, ‘dicha’. Son tres aspectos de la misma realidad. Es la auténtica Trinidad, no Dios Padre, Dios Hijo, Jesucristo, y el Espíritu Santo; esa no es la verdadera Trinidad. La verdadera Trinidad es la verdad, la consciencia y la dicha. Y no son fenómenos distintos, sino una sola energía que se expresa de tres maneras, una energía con tres aspectos. De ahí que en Oriente digamos que Dios es trimurti, que tiene tres rostros. Esos son los verdaderos rostros, no Brama, Visnú y Mahesh, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; esos nombres son para principiantes.
Verdad, consciencia, dicha: esas son las verdades absolutas. En primer lugar llega la verdad. En cuanto entras en ella, tomas conciencia de tu realidad eterna: el sat, la verdad. Al profundizar en tu realidad, en tu verdad, te darás cuenta de la consciencia, de una increíble consciencia. Todo es luz, nada es oscuridad. Todo es consciencia, nada inconsciencia. Eres simplemente una llama de la consciencia, sin siquiera una sombra de inconsciencia por ninguna parte. Y cuando profundizas aún más, el núcleo definitivo es la dicha, anand.
Buda dice: «Renuncia a todo lo que hasta ahora has considerado importante, significativo». Sacrifícalo todo para ese absoluto porque es lo único que te satisfará, que te llenará, que llevará la primavera a tu ser... y estallarás en miles de flores.
El placer te hará ir a la deriva. El placer te hará más astuto, pero no te proporcionará sabiduría. Te hará cada día más esclavo; no te proporcionará el reino de tu ser. Te hará cada día más calculador, te hará una persona más aprovechada. Te hará cada día más político, más diplomático. Empezarás a utilizar a las personas como medios. Eso es lo que hace la gente.
El marido le dice a la esposa: «Te quiero», pero en realidad simplemente la está utilizando. La esposa dice que quiere al marido, pero simplemente lo está utilizando. El marido puede estar utilizándola como objeto sexual y la esposa utilizándolo como seguridad económica. El placer hace a todos astutos, taimados. Y ser astuto supone perderse la dicha de ser inocente, perderse la dicha de ser niño.
En Lockheed necesitaban una pieza para un avión nuevo y enviaron un comunicado a todo el mundo para ver quién presentaba la mejor oferta. De Polonia les llegó una oferta de tres mil dólares. Inglaterra se ofrecía a construir la pieza por seis mil dólares. Israel pedía nueve mil. Richardson, el ingeniero encargado de la construcción del nuevo avión, pensó que lo mejor era ir a cada uno de los países para averiguar el porqué de la disparidad de precios. El fabricante de Polonia le dijo: «Mil para los materiales, mil para la mano de obra, y mil para los gastos indirectos y unos pequeños beneficios».
En Inglaterra, Richardson revisó la pieza y descubrió que era casi tan buena como la fabricada en Polonia. Preguntó: «¿Por qué piden seis mil dólares?». El inglés se lo explicó: «Dos mil para los materiales, otros dos mil para la mano de obra y otros dos mil para los gastos y un pequeño beneficio».
En Israel, el representante de Lockheed tuvo que llegar hasta un callejón en el que había una pequeña tienda, donde vio a un viejecillo, el que había presentado la oferta de nueve mil dólares.
—¿Por qué pide tanto? —le preguntó.
—A ver —dijo el viejo judío—. Tres mil para usted, tres mil para mí y tres mil para los gilipollas de Polonia.
El dinero, el poder, el prestigio: todo eso contribuye a hacerte astuto. Busca el placer y perderás la inocencia, y perder la inocencia significa perderlo todo. Esto dice Jesucristo: sé como un niño, y solo así entrarás en el Reino de Dios. Y tiene razón. Pero quien anda en busca del placer no puede ser inocente como un niño. Tienes que ser muy listo, muy astuto, con mucha política; solo así puedes vencer en la competición a muerte que hay en todas partes. Todo el mundo está a la greña con todo el mundo, no vives entre amigos. El mundo no puede ser amable a menos que dejemos esa idea de la competitividad.
Pero desde el principio inculcamos al niño el veneno de la competitividad. Cuando acabe la universidad estará totalmente envenenado. Lo hemos hipnotizado con la idea de que tiene que luchar contra los demás, de que la vida es la supervivencia de los más aptos. Así la vida no puede ser una fiesta.
Si eres feliz a costa de la felicidad de otro... Y así es como puedes ser feliz; no hay otra manera. Si conoces a una mujer hermosa y consigues poseerla, se la habrás arrebatado a otro. Intentamos que las cosas parezcan lo más bonitas posible, pero eso es solo en la superficie. Los que han perdido en el juego se enfadarán, se pondrán furiosos. Esperarán una oportunidad para vengarse, y esa oportunidad se les presentará tarde o temprano.
Lo que posees en este mundo lo posees a costa de alguien, a costa del placer de otro. No hay otra manera. Si de verdad no deseas enemistarte con nadie en el mundo, debes abandonar la idea de la posesión. Utiliza lo que tengas a tu lado en el momento, pero no seas posesivo. No intentes reclamar que es tuyo. No hay nada que sea tuyo; todo pertenece a la existencia.

lunes, 12 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 12-07-2010

No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.

Edmond Gouncourt


Cómo bailar bajo la lluvia

Era una mañana agitada, eran las 8:30,
cuando un
señor mayor de unos 80 años,
llegó al hospital para que le sacaran los puntos de su pulgar.
El señor
dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am.

Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento,
sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes
de que alguien pudiera atenderlo.
Lo ví mirando su reloj y decidí,
que ya que no estaba ocupado con otro paciente,
podría examinar su herida.
Durante el examen, comprobé que estaba curado,
entonces le pedí a uno de los doctores,
algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.

Mientras le realizaba las curaciones,
le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana,
ya que lo veía tan apurado.
El señor me dijo que no,
que
necesitaba ir al geríatrico para desayunar con su esposa.
Le pregunté sobre la salud de ella.

El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí
ya que pacedía de Alzheimer.
Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.

Me respondió que hacia tiempo que ella no sabía quien era él,
que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo.
Me sorprendió, y entonces le pregunté,
- Y usted sigue yendo cada mañana,
aún cuando ella no sabe quien es usted?

Él sonrió y me acarició la mano
- Ella no sabe quien soy, pero yo aún sé quien es ella.
Se me erizó la piel,
y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba,
y pensé,
Ese es el tipo de
Amor que quiero en mi Vida.

El Amor Verdadero no es físico, ni romántico.
El Amor Verdadero es la aceptación de todo lo que es,
ha sido, será y no será.
Con todas las bromas
y
cosas divertidas que hay en los e-mails,
a
veces viene uno que tiene un importante mensaje.
Este es uno de ellos.
La gente más
feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo;
ellos sólo hacen todo, lo mejor que pueden.



lunes, 5 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 05-07-2010

El sol es nuevo cada día.

Hoy Es Un Buen Dia Para Empezar

Ricardo Arjona

Hoy es un buen dia para empezar
Cancelar mis deudas y reorganizar
Comer a mis horas y dejar de fumar
Antes de que el cuerpo empiece a reclamar
Hoy es un buen dia para respetar
A ese rayo de sol que me viene a despertar
Y dejar todo atras, lo mejor sera empezar
Hoy es un buen dia para empezar
Hacer borron cuenta nueva y dejar todo atras
Conseguirme una novia y dejar de saltar
De cama en cama sin hayar mi lugar
Hoy es un buen dia para saludar
A mi peor enemigo y decirle ¡que tal!
Y dejar todo atras lo mejor sera empezar
Porque el balance de las cuentas de la cosa existencial
Arrojan un terrible saldo que se llama soledad
Por eso es que es un buen dia
Para empezar

Porque hasta hoy he sido
Solo una ensarta de moleculas
Un sube y baja de la sangre
Un armazon de calcio con articulacion
Porque hasta hoy he sido
Solo algo que llena la nada
O quiza solo el juguete predilecto
De algun niño extraterreste
Que juega conmigo a los humanos

Hoy es un buen dia para empezar
Que mas da lo que fue frente a lo que vendra
Tirar los rencores en algun lugar
Que de tanto acumularse me van a reventar
Hoy es un buen dia para olvidar
Todas aquellas cosas que me hicieron llorar
Y dejarlas atras lo mejor sera empezar
Y olvidar los problemas economicos
Que redundaron en gastronomicos
Y mis ansias de poder que pretendian trascender
Por eso es que es un buen dia para empezar

Porque hasta hoy he sido
Solo una ensarta de moleculas
Un sube y baja de la sangre
Un armazon de calcio con articulacion
Porque hasta hoy he sido
Solo algo que llena la nada
O quiza solo el juguete predilecto de algun niño extraterreste
Que juega conmigo a los humanos

jueves, 1 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 1-07-2010



Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?

Arturo Graf






¿Libertad o libertinaje?
Se está cayendo en el escollo de convertir la libertad universal en un libertinaje generalizado




Quizá nunca en la historia de nuestro mundo se ha hablado tanto de libertad como en nuestros días. Tal vez porque nunca hubo tan poca. No me estoy refiriendo a los regímenes totalitarios ni dictatoriales, ni siquiera a las oposiciones económicas. Aludo a la continua mordaza que todos los días nos meten los medios de comunicación en nuestros hogares... Y todavía se sigue pensando que somos plenamente libres en nuestras ideas.

El bombardeo de los mass-media y de las grandes fuerzas políticas nos van dando la sopa cotidiana de una ideología en la que el pensar por cuenta propia es el mejor tesoro que podemos poseer. No sabemos quién nos fabrica la papilla mental de la que vivimos, pero sabemos que la comemos.

Es inútil dar un grito ensordecedor reclamando ¡libertad!, las fuerzas externas a nuestra propia persona son un fardo oneroso –que si lo permitimos- nos impiden incluso pensar con libertad.

Hoy se habla de libertad y se seguirá hablando de libertad por todas partes, pero quizá no nos damos cuenta que esa "libertad" que poseemos -en mayor o menor medida-, nos la puede ir enturbiando nuestro mundo "color de rosa".

Existe entre los hombres un buen número de los que acogen a la libertad "en casa" como un huésped más; pero hay un número aún mayor que no sólo la acogen en casa, sino que la usan de tal forma que incluso llegan a meterla en una bolsa de basura y depositarla fuera -para que la recoja el camión del ayuntamiento- si no se acopla a su persona, si no se identifica íntimamente con su . Es así como la libertad personal se convierte en no pocos casos en libertinaje.

Hay que llegar a comprender que la libertad es un elemento constitutivo de la acción específicamente humana, en virtud de la cual la voluntad no elige necesariamente una de las varias opciones que le ofrece el entendimiento, sino que elige cualquiera de ellas o simplemente ninguna. Es decir se es libre en la elección.

Se pueden distinguir diversos tipos de libertad; la libertad física, que es la capacidad de actuar porque no existen impedimentos físicos. Se trata de la libertad que recobra el encarcelado cuando sale de su prisión, o la que recupera el enfermo que estaba por una dolencia que le ataba al lecho.

Del mismo modo, existe otra esfera de actividades y de impedimentos, y es el campo del llamado "mundo moral". Esencialmente no es el mundo del ser y del no-ser, sino del bien y del mal. Con sus categorías de lo mandado, de lo prohibido y lo permitido. En esta esfera o estrato es donde aparece la libertad moral. Aquel enfermo que había estado en el lecho, al recobrarse de su enfermedad, recupera su libertad física; pero sigue obligado por los vínculos morales, y por eso no es libre moralmente para mentir o dañar al prójimo.

Esta libertad física puede faltar o puede sentirse atada por algún impedimento que le venga de fuera de su ser, de algo exterior al hombre. Y al estar libre del impedimento se llamará libertad de coacción. O bien el impedimento puede originarse dentro del mismo hombre, y en este caso su carencia sería la libertad de necesidad.

Todo ser humano que forma parte de ese mundo físico y moral se halla envuelto por múltiples esferas. Tales serían, entre otras, la atmo-sfera, la hidro-sfera, la termo-sfera, la bio-sfera y la noo-sfera, de la que tanto escribió Teilhard.

Es innegable que en nuestro mundo se busca la libertad, que se quiere ser libre en plenitud. Este anhelo de libertad que todos llevamos en nuestro ser puede perder la brújula e irse a la deriva cayendo en el libertinaje más horroroso.

Me remito a lo que se ve en la televisión. El derecho de libre expresión se ha convertido en un argumento para sacar en televisión todo tipo de basura, violencia, malos tratos, escenas que sólo los muy mayores pueden resistir.

Me parece a mí que se está cayendo en el escollo de convertir la libertad universal en un libertinaje generalizado.

Es tal el influjo de los medios de comunicación que no sólo nos hacen la papilla del libertinaje, sino que incluso nos la ponen en la boca, quedando para nosotros el "fatigoso" trabajo de tragarla inconscientemente.

Creo que a estas alturas de la vida no hace falta refrescar mucho los atropellos de los que "poseen su poder personal" y "son libres y dueños de sus actos". El delito de privar al prójimo de su libertad injustamente -se entere o no- es suficiente.

Han habido luchas por la libertad bien entendidas como la de Juana de Arco; pero ha habido otras muchas no justificadas y que ni siquiera vale la pena enunciar.

La libertad no consiste en una total autonomía, sino que desde sus orígenes está asociada a un orden legal, bien sea natural o positivo.

Pero el conformismo actual se ha vuelto la gran ley del mundo y son cada vez más los seres que abdican de su libertad de pensar a cambio de que les garanticen la libertad de pensar igual que los demás y así, según ellos, "no hacer el ridículo".