lunes, 27 de diciembre de 2010

FRASE DE LA SEMANA 27-12-2010

ORACIÓN DE FIN DE AÑO


Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad . Amén

Y... Felices Fiestas con Paz, Amor y Felicidad!!!

lunes, 20 de diciembre de 2010

FRASE DE LA SEMANA 20-12-2010

Siendo niños éramos agradecidos con los que nos llenaban los calcetines por Navidad. ¿Por qué no agradecíamos a Dios que llenara nuestros calcentines con nuestros pies?





LA NOCHE DE LAS NOCHES


Nos ha nacido un Salvador

No permitas jamás que algo te lastime o te duela. Recuerda que hay alguien, con el pañuelo en la mano dispuesto a consolarte y aliviarte y a darte su amor.

Nos ha nacido un Salvador

Piensa a cuántos les gustaría que tú les regalaras una sonrisa.
Piensa cuántos esperarían que tú les estrecharas las manos con ternura.



Cuántos esperarían una palabra de cariño de tus labios pues quizás estén más solos que tú.

Si tienes familia, estréchalos contra tu corazón, apriétalos fuerte.
Perdona todo, dale paz a tu corazón y disfruta del instante...
La vida es tan corta, no hay tiempo que perder. Regálales tu amor
y agradece a Dios por tenerlos junto a tí.

Pues nos ha nacido un Salvador

Cuando el insomnio te haga dar vueltas desesperadamente en la cama,
recuerda que hay alguien que puede sembrar sueños de paz en tu alma.



Cuando tu cruz te pese recuerda que alguien ya la llevó por tí.



Cuando te sientas humillado y burlado, recuerda alguien ya lo sufrió por tí.



Levanta tu cabeza mira hacia el cielo, mira la belleza de ese manto de estrellas
y siente la ternura de ese Dios que se hizo Niño para habitar en tu corazón,
para que vuelvas a nacer en esta Noche, con una mirada distinta... llena de
ternura... con un corazón distinto,lleno de amor, con el alma llena de
regocijo y cubierta de esplendor pues esta noche ...

Nos ha nacido un Salvador!!



lunes, 6 de diciembre de 2010

Frase 06-12-2010

TE DESEO LO SUFICIENTE

Hace poco tiempo cuando estaba en el aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que se
estaban despidiendo. Cuando anunciaron la partida del vuelo ellas se abrazaron y la madre dijo:
- "Te amo y te deseo lo suficiente".

La hija respondió:
- "Madre, nuestra vida juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado.
También te deseo lo suficiente". Ellas se saludaron con un beso y la hija partió.
La madre pasó muy cerca de donde yo estaba sentada y noté que ella necesitaba llorar.
Traté de no observarla para no invadir su privacidad, pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó:
- "Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?".
- Sí, lo he hecho - respondí. Perdón por preguntar - contesté -, pero ¿por qué esta despedida es para
siempre?
- Yo soy una mujer vieja y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que su próximo viaje será para mi
funeral, dijo.
- Cuando se despidió de ella escuché que le dijo "te deseo lo suficiente". ¿A qué se refiere?
Comenzó a sonreír. Eso es un deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis padres
solían decirlo. Ella hizo una pausa y miró hacia arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego
sonrió aún más.
- Cuando decimos "Te deseo lo suficiente", deseamos que la otra persona tenga una vida llena de sólo lo suficientemente bueno para vivir.
Entonces, dirigiéndose hacia mí, ella compartió lo siguiente como si lo estuviera recitando de memoria:
"Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante",
"Te deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol" ,
"Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva"

"Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida parezcan más grandes"
"Te deseo que tengas suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades"
"Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees."
"Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas".
Luego ella comenzó a llorar y se alejó.

Se dice que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora en apreciarla, un día para amarla, pero una vida para olvidarla.
Toma el tiempo necesario para vivir. A todos mis amigos y seres queridos,

LES DESEO LO SUFICIENTE!!!

lunes, 22 de noviembre de 2010

Reflexión de la semana 22-11-2010

Gracias por haberme brindado tu amistad
Gracias por darme tu mano cuando mas la necesité
Gracias por ser quien eres
Gracias por la sonrisa que me has brindado
Gracias por darme la alegría
Gracias por el abrazo necesitado
Gracias por abrirme el corazón
Gracias por el consejo oportuno
Gracias por tu cariño
Gracias por tu comprensión
Gracias por tu apoyo incondicional
Gracias por las palabras de aliento
Gracias por todo lo que me has podido dar
Gracias por ser mi amigo
Gracias por no defraudarme
Gracias por el amor que tú me das
Gracias por decirme la verdad
Gracias por lo bello y grato que me has dado
Gracias por los momentos felices y agradables que me has dado
Gracias por ser tú quien me ha enseñado a llamar por su nombre a las cosas...
Gracias
Pero sobre todo te doy las GRACIAS POR HACERME MUY FELIZ.

lunes, 1 de noviembre de 2010

REFLEXIÓN DE LA SEMANA 01-11-2010

QUE YO NO PIERDA


Que Dios no permita que yo pierda el romanticismo, aún sabiendo que las rosas no hablan...

Que yo no pierda el optimismo, aún sabiendo que el futuro que nos espera puede no ser tan alegre...

Que yo no pierda la voluntad de vivir, aún sabiendo que la vida es, en muchos momentos, dolorosa...

Que yo no pierda la voluntad de tener grandes amigos; aún sabiendo que, con las vueltas del mundo, ellos se van de nuestras vidas...

Que yo no pierda la voluntad de ayudar a las personas, aún sabiendo que muchas de ellas son incapaces de ver, reconocer y retribuir, esta ayuda...

Que yo no pierda el equilibrio, aún sabiendo que muchas fuerzas quieran que yo caiga...

Que yo no pierda la voluntad de amar, aún sabiendo que la persona que yo más amo, pueda no sentir el mismo sentimiento por mí...

Que yo no pierda la luz y el brillo en la mirada, aún sabiendo que muchas cosas que veré en el mundo, oscurecerán mis ojos...

Que yo no pierda la garra, aún sabiendo que la derrota y la pérdida son dos adversarios sumamente peligrosos...

Que yo no pierda la razón, aún sabiendo que las tentaciones de la vida son muchas y deliciosas...

Que yo no pierda el sentimiento de justicia, aún sabiendo que la perjudicada pueda ser yo...

Que yo no pierda mi abrazo fuerte, aún sabiendo que un día mis brazos estarán débiles...

Que yo no pierda la belleza y la alegría de ver, aún sabiendo que muchas lágrimas brotarán de mis ojos y correrán por mi alma...

Que yo no pierda el amor por mi familia, aún sabiendo que ella muchas veces, me exigirá esfuerzos increíbles para mantener la armonía...

Que yo no pierda la voluntad de donar este enorme amor que existe en mi corazón, aún sabiendo que muchas veces él será rechazado...

Que yo no pierda la voluntad de ser grande, aún sabiendo que el mundo es pequeño...

Y encima de todo...

Que yo jamás me olvide que ¡Dios me ama infinitamente! Que un pequeño grano de alegría y esperanza dentro de cada uno es capaz de cambiar y transformar cualquier cosa, pues ¡la vida es construida en los sueños y realizada en el amor!

¿De qué nos sirve vivir, sino sabemos respirar? ¿De qué nos sirve soñar, sino somos capaces de hacer realidad nuestros sueños?

lunes, 25 de octubre de 2010

REFLEXIÓN DE LA SEMANA 25-10-2010

LA AMISTAD Y SUS VALORES


Inicios
Una de las grandes satisfacciones que tiene el ser humano en su vida cotidiana, es la gran seguridad de contar con grades amigos. Con el paso del tiempo, la amistad se fortalece sin darnos cuenta, la convivencia ha traído consigo aficiones, gustos e intereses en común, compartiendo preocupaciones, alegrías, tristezas, y la seguridad de contar con un apoyo incondicional.

La esencia principal de la amistad, radica en los valores que son el cimiento de las relaciones duraderas, porque nuestra amistad sobrepasa con mucho la superficialidad. Siempre quedamos en lo anecdótico, la broma, el buen momento ó pasivamente en disposición para lo que se ofrezca.

Es de gran utilidad considerar la gran importancia que tienen los valores para fortalecer el valor de la amistad, entre los más importantes se encuentran:

La Coherencia
Es de fundamental importancia mostrar una personalidad única con todas las personas y en todos los ambientes: vocabulario, modales, actitudes, opinión, y nuestra conducta en general. Nada es más desconcertante que descubrir distintas formas de ser en una misma persona, esto afecta significativamente la comunión expedita, a la vez provoca desconfianza y demuestra falta de madurez.

La Flexibilidad
Es la adaptación a los distintos ambientes, y facilita la comunicación y permite a su vez acrecentar nuestro círculo de amistades. Debemos tomar en cuenta que la persona flexible es amable y a la vez servicial, en todo lugar, si sólo tenemos atenciones con las personas que conocemos, no se puede hablar de flexibilidad.

Hay signos evidentes de flexibilidad son: ceder la palabra; rectificar la opinión, pedir disculpas públicas; participar de las actividades y aficiones que gustan a los demás ( siempre y cuando permitan la vivencia de los valores ), aceptar de buen grado los consejos sanos, y las recomendaciones sobre nuestra persona con sencillez y serenidad.

Como detalle importante, podemos señalar que una persona puede tener varios amigos con intereses diametralmente opuestos; la flexibilidad nos permite alejar ese sentimiento de exclusividad que muchas personas equivocadamente reclaman. Cada persona por ser naturlmente diferente aporta definitivamente algo distinto en la vida de los demás, en eso consiste el enriquecimiento personal y el cultivo de amistades.

La Comunicación
La verdadera comunicación, no es una agradable conversación que muchas veces puede ser también superficial. Comunicarse significa participar de nuestro yo a nuestros amigos, conla sinceridad de las palabras, transmitiendo de verdad nuestros verdaderos punto de vista, y la manera de sentir, sólo así existe un intercambio real y verdadero de pensamientos que desembocan en la comprensión y el entendimiento formal.

La forma más simple de conservar una amistad, es manteniendo contacto frecuente con nuestros amigos, sin importar realmente la distancia, pues unos simples minutos bastan para hacer una llamada ó escribir un correo electrónico.

Preguntar por el estado de salud, el trabajo diario, cual fue el resultado de sus últimos planes, enviar saludos a la familia en general... y tantas cosas que podemos decir que demuetran interés y sincera amistad.

Por lo tanto, hay personas que se llaman nuestros amigos, pero sólo aparecen cuando necesitan algo de nuestra persona, y no cuando estamos enfermos, preocupados, felices ó aburridos. Ese es la mejor forma de mantener a sus amigos, llamándolos en su momento oportuno y mantener su interés en continuar disfrutando de la amistad en el futuro.

La Generosidad
Lo más importante de este valor, es hacer lo posible por otorgar nuestro tiempo, recursos, conocimientos y las cualidades cuando los demás lo necesiten, donde no importa realmente si piden ó no nuestra intervención.

Muchas veces, esperamos pacientemente que nuestros amigos estén a nuestra disposición, y lo demuestran con hechos plausibles; pero en ocasiones, por distracción ó simple comodidad no correspondemos de la misma manera, ¿no es esto una forma de aprovechar y utilizar la amistad en beneficio personal?

La generosidad, no tiene barreras, pues los amigos dan su persona desinteresadamente y sin límites; están muchas veces pendientes de las preocupaciones y de las necesidades; acompañándonos en la enfermedad ó en los malos momentos; gozan de los triunfos y de las alegrías, sin el sentimiento mezquino de la envidia; la generosidad se extiende a las cosas materiales, la ayuda para reparar el auto...

La Lealtad
No hay riqueza más valiosa que un buen amigo seguro. Ser leal, supone realmente ser una persona de palabra, que responda con fidelidad a los compromisos que la amistad lleva consigo; los amigos nobles no critican, ni murmuran, ni traicionan una confidencia personal, y siempre se encuentra veracidad en sus palabras. Son verdaderos amigos, quienes defienden a capa y espada los intereses y el buen nombre de sus amigos.

Ser leal, también es hablar claro y ser muy franco; la lealtad también se demuestra al corregir a un amigo que se equivoca al tomar una decisión importante en su vida cotidiana.

El Agradecimiento
Un pequeño detalle de agradecimiento fortalece enormemente nuestra amistad significativamente, no pensemos en objetos, devolver el favor en la misma proporción ó cualquier cosa extraña, entre los amigos hasta dar las gracias sinceramente como un reconocimiento efectivo a la ayuda desinteresada que hemos recibido. Pero, sobre todo hay que decirlo.

Debemos tomar en cuenta que los pequeños detalles son espontáneos, y que a la vez representan verdaderas muestras de afecto, pero nunca deben aparecer como "pago" al beneficio que desinteresadamente recibimos, pues los obsequios, invitaciones y otros detalles, son elementos naturales de una amistad sincera.

La Superación
Los verdaderos amigos, siempre nos ayudarán a superarnos y a vivir mejor, porque el interés está puesto en la persona, no en sus pertenencias, posición ó lo divertido, que puede ser. La confianza, el consejo oportuno sobre las buenas costumbres, hábitos, diversiones ó el orden de nuestros afectos, constituyen muestras claras de un gran aprecio, compromiso y de responsabilidad.

Los valores, nos ayudan enormemente a encontrar nuevos amigos sinceros, y mejores amistades, porque nuestra actitud es franca y a la vez abierta para todas las personas. Ser un "mejor amigo", no es un objetivo para buscar el reconocimiento ó alimentar nuestra vanidad humana, es simplemente una forma de elevar la calidad de las relaciones humanas, poniendo siempre nuestro ejemplo en todas las actividades que hagamos en el futuro.

lunes, 18 de octubre de 2010

FRASE DE LA SEMANA 18-10-2010

Semillas

Un joven soñó que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba atrás del mostrador.

- ¿Qué vendes aquí? - le preguntó.

- Todo lo que tu corazón desee - respondió Jesucristo.

Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear:

- Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de
todo temor - dijo el joven-. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos.

Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice:

- Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas.

"Convierte en frutos las semillas que hay en tí".

lunes, 11 de octubre de 2010

FRASE DE LA SEMANA 11-10-2010

Lo que debemos aprender

1.-Que siempre existen tres enfoques en cada historia: mi verdad, tu verdad y la verdad.

2.- Que toma mucho tiempo llegar a ser la persona que deseo ser.

3.- Que es más fácil reaccionar que pensar.

4.- Que podemos hacer mucho más cosas de las que creemos poder hacer.

5.- Que no importan nuestras circunstancias, lo importante es como interpretamos nuestras circunstancias.

6.- Que no podemos forzar a una persona a amarnos, únicamente podemos ser alguien que ama. El resto depende de los demás.

7.- Que requiere años desarrollar la confianza y un segundo destruirla.

8.- Que dos personas pueden observar la misma cosa, y ver algo totalmente diferente.

9.- Que las personas honestas tienen más éxito al paso del tiempo.

10.- Que podemos escribir o hablar de nuestros sentimientos, para aliviar mucho dolor.

11.- Que no importa qué tan lejos he estado de Dios, siempre me vuelve a recibir.

12.- Que todos somos responsables de nuestros actos.

13.- Que existen personas que me quieren mucho, pero no saben expresarlo.

14.- Que a veces las personas que menos esperamos, son las primeras en apoyarte en los momentos más difíciles.

15.- Que la madurez tiene que ver más con la experiencia que hemos vivido, y no tanto con los años que hemos cumplido.

16.- Que hay dos días de cada semana por los que no debemos de preocuparnos: ayer y mañana. El único momento valioso es ahora.

17.- Que aunque quiera mucho a la gente, algunas personas no me devolverán ese amor.

18.- Que no debo competir contra lo mejor de otros, sino a competir con lo mejor de mí.

19.- Que puedo hacer algo por impulso y arrepentirme el resto de mi vida.

20.- Que la pasión de un sentimiento desaparece rápidamente.

21.- Que si no controlo mi actitud, ésta me controlará a mí.

22.- Que no hay que decirle nunca a un niño que sus sueños son ridículos, ¿qué tal si me cree?

23.- Que no debemos nunca juzgar a los hijos por sus errores que como padres cometimos cuando éramos jóvenes.

24.- Que es más importante que me perdone a mí mismo a que otros que me perdonen.

25.- Que no importa si mi corazón está herido, el mundo sigue girando.

26.- Que la violencia atrae más violencia.

27.- Que la crítica atrae más discusión y puede llegar a la confusión.

28.- Que decir una verdad a medias es peor que una mentira.

29.- Que las personas que critican a los demás, también me criticarán cuando tengan la oportunidad.

30.- Que es difícil ser positivo cuando estoy cansado.

31.- Que hay mucha diferencia entre la perfección y la excelencia.

32.- Que los políticos hablan igual en todos los idiomas.

33.- Que al final de la vida me doy cuenta que las únicas cosas que valieron la pena son: mi familia, mi fe, un grupo muy selecto de amigos y unas experiencias que me dieron crecimiento personal.

34.- Que es mucho mejor expresar mis sentimientos, que guardarlos dentro de mí.

lunes, 4 de octubre de 2010

FRASE DE LA SEMANA 04-10-2010


El silencio significa:
La capacidad de pensar sin cabeza,
La capacidad de volar sin alas,
La capacidad de caminar sin pies,
La capacidad de observar sin perturbar,
La capacidad de escuchar sin interrumpir,
La capacidad de palpar sin crear incomodidad.
La capacidad de disfrutar la flor sin robarle su aroma y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.

La verdad solo se puede conocer en absoluto silencio.

No solo el silencio de afuera es necesario, pero también el silencio interior.

Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir. Esa única realidad que llena tu alma de luz y claridad.

Sin el silencio tu alma no tiene claridad, no tiene luz.

El silencio es la atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille.

El silencio en un lado y el amor en el otro le dan alas a tu corazón.

Esa belleza y esa armonía han sido perdidas debido a la ira, al orgullo etc.. esto es lo que significa la falta de silencio.

Todas las preguntas están listas para ser respondidas, sin importar que profundas sean. Simplemente entra en la paz del silencio, calma ese mar de deseos, ese mar de ilusiones, deja que la calma te invada, deja que el silencio te posea, en ese momento lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti.

Recuerda el silencio es el vientre de donde nacen los sabios. Si deseas adquirir sabiduría, vuelve a nacer en medio del silencio. Solo así encontrarás tu razón de ser, la razón por la cual haz nacido.

Siéntate cómodamente, observa a tu alrededor, no juzgues, detente en tu afán, observa de nuevo, comprende que tu vida es un tesoro, deja tus preocupaciones a un lado. no hay necesidad de llevar un equipaje pasado, ya tu corazón tiene lo que necesitas en este viaje maravilloso que es tu vida.

Deja el temor y permite que el silencio te posea, solo en esa inmensidad podrás escuchar la voz de Dios dentro de ti llamándote a vivir plenamente, llamando para darte a conocer todos los misterios del universo y no solamente esto, también esa voz quiere darte a conocer el secreto de la vida eterna, pero cuidado, no creas en promesas, has que esta se convierta en tu única realidad. Solo en profundo silencio podrás comprender lo que significa todo esto y sobre todo el estar vivo.

lunes, 27 de septiembre de 2010

FRASE DE LA SEMANA 27-09-2010

Aquél que tiene fe no está nunca solo.
Enviar frase

El día que decidió construir una casa con botellas de vino vacías, familiares, amigos y conocidos creyeron que estaba loco y le instaron a desistir del proyecto. Jan Than Vanlhel no los escuchó. Sonreía al escucharles, pero nada más.

La tarea fue ardua. De día trabajaba como contador en una empresa inglesa. En las noches, muy a pesar de su orgullo, salía hasta los sitios donde se concentraban los desechos. Cada envase era guardado cuidadosamente, y luego en casa, almacenado de acuerdo con el tamaño y la densidad del vidrio. Era un trabajo artesanal.

La estructura comenzó a levantarse en un enorme terreno. Cada frasco era unido a otro con una silicona especial. Lo difícil eran los vientos que en determinadas épocas del año son demasiado fuertes. Las corrientes de aire producían la caída de las paredes y columnas.

Al despertar la mañana Jan Than se encontraba con la desagradable sorpresa de que tenía que comenzar de nuevo. Sólo encontraba un montón de cristal roto. Sin embargo, se reponía del desánimo y reemprendía la tarea.

Demoró tres años. Lo logró. La construcción de tres alcobas, un baño y una cocina, fue por mucho tiempo el atractivo de los visitantes. Nadie podía creer que alguien se propusiera acometer un proyecto de tales dimensiones. Y no solo hubo quien lo hizo sino que además, lo terminó y disfrutó a plenitud.

Sin duda usted tiene muchos sueños y proyectos. Alrededor le dicen que es imposible. ¿Piensa renunciar a sus metas tan solo por que los demás no sueñan? En absoluto. Hoy es el día para que se levante en victoria, tome fuerzas en Dios y de pasos firmes hacia sus anhelos.
Quien tiene fe, está llamado a vencer. Un soñador de la antigüedad dejó el siguiente registro en laBiblia: “Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.Salmo 18:29

Él sabía que con ayuda de Dios nada nos detendrá en el camino hacia el éxito. Fuimos llamados en Jesucristo a ser ganadores. La condición de fracaso quedó en el pasado. ¡Usted puede salir adelante!

Hoy es el día para comenzar de nuevo. Ánimo. Tiene asegurada la victoria.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Frase de la semana 24-09-2010

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
TE DESEO LO SUFICIENTE

Hace poco tiempo cuando estaba en el aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que se
estaban despidiendo. Cuando anunciaron la partida del vuelo ellas se abrazaron y la madre dijo:
- "Te amo y te deseo lo suficiente".

La hija respondió:
- "Madre, nuestra vida juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado.
También te deseo lo suficiente". Ellas se saludaron con un beso y la hija partió.
La madre pasó muy cerca de donde yo estaba sentada y noté que ella necesitaba llorar.
Traté de no observarla para no invadir su privacidad, pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó:
- "Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?".
- Sí, lo he hecho - respondí. Perdón por preguntar - contesté -, pero ¿por qué esta despedida es para
siempre?
- Yo soy una mujer vieja y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que su próximo viaje será para mi
funeral, dijo.
- Cuando se despidió de ella escuché que le dijo "te deseo lo suficiente". ¿A qué se refiere?
Comenzó a sonreír. Eso es un deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis padres
solían decirlo. Ella hizo una pausa y miró hacia arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego
sonrió aún más.
- Cuando decimos "Te deseo lo suficiente", deseamos que la otra persona tenga una vida llena de sólo lo suficientemente bueno para vivir.
Entonces, dirigiéndose hacia mí, ella compartió lo siguiente como si lo estuviera recitando de memoria:
"Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante",
"Te deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol" ,
"Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva"

"Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida parezcan más grandes"
"Te deseo que tengas suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades"
"Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees."
"Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas".
Luego ella comenzó a llorar y se alejó.

Se dice que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora en apreciarla, un día para amarla, pero una vida para olvidarla.
Toma el tiempo necesario para vivir. A todos mis amigos y seres queridos,

LES DESEO LO SUFICIENTE!!!

martes, 31 de agosto de 2010

FRASE DE LA SEMANA 31-08-2010

No perdiste a nadie. El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

Facundo Cabral

Los creyentes también lloran

«Tampoco queremos, hermanos, que... os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza» (1 Ts. 4:13)

«¿Puede llorar un creyente? ¿No es ello expresión de una fe pobre? ¿Cuál es la reacción correcta de un cristiano durante el luto?» Estas preguntas, muy frecuentes, reflejan la confusión existente en un tema que tiene muchas repercusiones prácticas en la vida de fe. Por ello necesitamos conocer qué dice la Palabra de Dios al respecto.

Cuando el creyente pierde a un ser querido, tiene muchos motivos de consuelo. Sabe que Cristo ha cambiado el sentido de la muerte, que ya no es el final de todo sino la transición a una vida «mucho mejor» (en palabras de Pablo). Sabe que la resurrección de Cristo nos da una esperanza firme de que volveremos a encontrarnos en «cielos nuevos y tierra nueva». Son muchas las promesas que mitigan la desesperación del creyente en los momentos de luto.

Sin embargo, a pesar de los numerosos motivos de esperanza y del consuelo de la fe, ni aun el más fuerte de los santos puede evitar el dolor de la separación cuando pierde a un ser querido. Esta fue la experiencia del mismo Señor cuando, ante la tumba de Lázaro, lloró abiertamente. Las lágrimas de Jesús por la muerte de su amigo son altamente reveladoras. Nos enseñan varias lecciones esenciales para entender el proceso del duelo y «llorar con los que lloran» de forma adecuada:

La muerte no es algo natural, sino todo lo contrario: es un hecho antinatural porque no fuimos creados para morir, sino para vivir. Está lejos del plan original de Dios al crear al ser humano. La muerte es «normal» en el sentido que afecta a todos, es una experiencia universal; pero es antinatural en su misma esencia. La Palabra de Dios nos define la muerte claramente como un enemigo, «el último enemigo». Por ello siempre nos costará aceptar algo que va en contra de la imagen Dios en nosotros, en contra de este sello de eternidad del que nos habla el autor de Eclesiastés: «Ha puesto eternidad en el corazón de ellos» (Ec. 3:11).

Lo natural es el dolor ante la muerte. De lo expuesto anteriormente se deduce que nuestra reacción espontánea ante la muerte sea de dolor y de rechazo. ¡Esto sí que es natural! Aquí es donde empezamos a entender que los creyentes también lloran. Lloramos porque el trauma de la separación, en sí mismo, es idéntico al del no creyente. La esperanza firme en una vida nueva con Cristo no detiene de forma automática las lágrimas. La Biblia es muy realista cuando nos narra de la manera más natural el duelo de grandes siervos de Dios, desde los patriarcas hasta los ancianos de la iglesia de Efeso. De ellos nos dice Lucas que «hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo le besaban, doliéndose en gran manera por la palabra que dijo de que no verían más su rostro» (Hch. 20:37-38).

La fe cambia la naturaleza de nuestras lágrimas. Después de todo lo dicho, sería erróneo concluir que el duelo de un creyente es igual al de la persona sin una fe personal en Cristo. ¡En absoluto! La fe cambia profundamente la forma de llorar. Lloramos, sí, pero lloramos de manera diferente, lloramos con esperanza. Porque hay dos «tipos» distintos de lágrimas: las que surgen de un corazón desasosegado, destrozado por la desesperanza de ver en la muerte el final de todo. Son lágrimas vacías, o quizás podríamos parafrasear a Hemmingway en uno de sus escritos, diciendo que son lágrimas «llenas de nada». Pero también hay lágrimas que coexisten con la serenidad y la paz de saber que la muerte no sólo no es el final, sino que es precisamente el comienzo de todo. Son lágrimas llenas de esperanza. Brotan de la mejilla de aquel que cree firmemente en la victoria de Cristo sobre la muerte en la cruz.

¿Cómo hay que llorar entonces?

El apóstol Pablo, en el pasaje que encabeza este escrito, alude a estas dos formas distintas de llorar: con o sin esperanza. Ahí radica la clave para un duelo adecuado, propio de un creyente, un duelo que, en palabras de J. Packer, «santifique a Dios». Porque podemos santificar a Dios en todas nuestras actitudes y experiencias, desde las más gozosas hasta las más tristes.

Vamos, por tanto, a analizar seguidamente de qué maneras prácticas podemos expresar este duelo con esperanza. ¿Cómo conseguir el equilibrio entre el dolor natural y la serenidad de la fe? Para ello consideraremos un ejemplo bíblico, Esteban, el primer mártir de la Iglesia Primitiva. Aunque no se trate de un caso de duelo en sentido estricto, la forma como afrontó la muerte este gran hombre de fe nos marca el camino a seguir. Lo hemos escogido como modelo porque en su martirio Esteban llevó a su máxima expresión tres actitudes que todo creyente debería manifestar ante la muerte:

Sin amargura. Esteban tenía muchas razones para sentir odio hacia los que le apedreaban de manera tan brutal como injusta. Podía haber muerto maldiciendo a sus enemigos o incluso acusando a Dios con amargura por su «silencio» y su lejanía en la hora de la muerte. Esta reacción habría sido perfectamente comprensible ante una multitud de personas que «se enfurecían en sus corazones y crujían sus dientes contra él» (Hch. 7:54). Lejos de ello, reparemos en las últimas palabras de Esteban momentos antes de expirar: «Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta su pecado. Y habiendo dicho esto, durmió» (Hch. 7:60).

Con paz. «Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel» (Hch. 6:15). Le acababan de acusar con calumnias graves (Hch. 6:11-12) que implicaban una muerte segura. Este complot para quitarle la vida se originó en la intensa envidia de los supuestos líderes religiosos del momento: «Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba» (Hch. 6:10). Sin embargo, aun en medio de esta turba malvada y sin escrúpulos, Esteban mostró tal serenidad y sosiego de espíritu que la gente alrededor descubrió algo singular, excepcional en este varón de Dios: su rostro era como el rostro de un ángel. La pregunta es inevitable: ¿cómo puede un hombre en estas trágicas circunstancias tener una paz tan profunda? La respuesta está en la fe.

Con fe. En tiempos de aflicción, la fe nos hace alzar la vista al cielo: «Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios. Y dijo: He aquí veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios» (Hch. 7:55-56). Si Esteban hubiese centrado su atención en los que le calumniaban y en la injusticia tremenda que sufría, casi seguro que habría reaccionado de modo diferente. Pero había aprendido una lección que es vital en momentos de tribulación y en especial a la hora de afrontar la muerte: la fe mira hacia arriba, no hacia abajo. Esta fue la experiencia de Moisés, quien por la fe «se sostuvo como viendo al Invisible» (Heb. 11:27). Uno de los peores enemigos en el sufrimiento es la autocompasión. La autocompasión suele ser el resultado de un exceso de introspección, mirar demasiado dentro de uno mismo. Y el exceso de introspección, a su vez, lleva a la desesperación: «¡Pobre de mí, qué injusto es esto!». En el duelo es necesario mantener el equilibrio entre una auto-observación ponderada –mirar dentro de mí me permite entender qué me pasa- y mirar hacia arriba donde está sentado Aquel que provee «la esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos como segura y firme ancla del alma». Los que son capaces de asirse de esta esperanza, «tendrán un fortísimo consuelo» (Heb. 6:18-19).

La Biblia, no obstante, es muy realista. Después de la muerte de Esteban hay un hecho que no debe pasarnos desapercibido: la reacción de luto de los discípulos. «Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él» (Hch. 8:2). ¿Por qué tenían que llorar si su amado hermano estaba con el Señor? ¿Acaso la gloriosa visión del cielo que Esteban acababa de tener no era una confirmación de su fe? ¿Acaso la reciente resurrección de Jesús, con sus posteriores apariciones, no estaba fresca en su memoria? Entonces, ¿por qué lloraban? La fe no excluye el duelo. La reacción de llanto de los discípulos era normal y necesaria. «Hay un tiempo para todo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» dijo el autor del Eclesiastés. Ante la muerte hay un tiempo para la expresión robusta de la fe, como hizo Esteban; pero también hay tiempo para llorar. Las lágrimas no son señal de una fe débil. Son la muestra de que el lado más duro de la muerte –la separación- ha tocado la fibra más sensible del corazón humano.

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación»

No podemos olvidar, al concluir, estas palabras del Señor, claras y rotundas, pronunciadas como parte de las Bienaventuranzas del Sermón del Monte. En realidad, contiene la mejor respuesta a aquellos creyentes que piensan, erróneamente, que llorar no es propio de un cristiano maduro. En esta afirmación encontramos varias implicaciones prácticas muy alentadoras en tiempos de aflicción. El Señor Jesús nos enseña que:

  • El hecho de llorar es algo natural, lo da por supuesto. No necesita justificar su afirmación ni dar explicaciones. Así de simple: las lágrimas son la forma más natural y sencilla de expresar el duelo. Jesús no reprende a los que lloran, sino que ¡los llama bienaventurados, felices!
  • Llorar no sólo no es negativo, sino que se considera deseable. Viene incluido en una lista de cualidades positivas del carácter tales como la mansedumbre, la pureza de corazón o el ser pacificador.
  • El duelo, llorar, no es incompatible con la «bienaventuranza» o felicidad en el sentido bíblico. Podemos estar muy afligidos por la muerte de un ser querido y, al mismo tiempo, conservar la actitud de serenidad y de paz que tuvo Esteban.
  • Esta felicidad del afligido es algo más profundo que un sentimiento; es la convicción de que nada ni nadie, «ni la muerte... ni lo presente ni lo por venir nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús» (Ro. 8:38-39).
  • La felicidad del afligido viene del hecho de que recibirá consolación. Esta promesa de consuelo es la llave que cambia algo negativo a primera vista –las lágrimas- en una bendición.

Por tanto, aun en medio del luto, el creyente se considera bienaventurado. Es verdad que duele por un tiempo, y a veces duele mucho, porque el dolor de la muerte es universal. Pero el duelo tiene fecha de caducidad. El creyente llora, sí, pero llora «feliz» –bienaventurado- porque es capaz de contemplar la muerte desde una óptica totalmente distinta. Vislumbra el otro lado de la muerte, aquella perspectiva luminosa de una vida con Cristo para siempre «quien enjugará toda lágrima de los ojos y donde no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas pasaron» (Ap. 21:3-4). Llora con esperanza; vive consolado.

Elevamos una oración por el descanso de la mamá de nuestra amiga Alma esquivel. Dios la tenga en su gloria. Estamos contigo Alma. Estamos aquí contigo.

lunes, 23 de agosto de 2010

FRASE DE LA SEMANA 23-08-2010

Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
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lunes, 16 de agosto de 2010

FRASE DE LA SEMANA 16-28-2010

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
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Y DIOS DIJO ” NO ”

Le pedí a Dios que me quitara mi orgullo

y Dios dijo ” No “.

Me dijo que no era algo que Él tuviera que quitarme,

sino que yo tenía que sacrificarme por conseguirlo.

Le pedí a Dios que me consediera paciencia,

y Dios dijo ” No “.

Me dijo que la paciencia es fruto de la tribulación.

No se concede, se conquista.

Le pedi que me diera felicidad,

y Dios dijo ” No “.

Me dijo que Él da bendiciones.

La felicidad depende de mí.

Le pedi que me evitara el dolor,

y Dios dijo ” No “.

Me dijo que el dolor y el sufrimiento me santifican y me alejan

de las preocupaciones mundanas y que me acercan más a Él.

Le pedi a Dios que hiciese crecer mi espíritu,

y Dios dijo ” No “.

Me dijo que debo crecer personalmente,

porque Él me podaría de vez en cuando.

Le pregunté a Dios que si me amaba,

y Dios dijo ” Si “.

Me dijo que había dado su único hijo y que había

muerto por mí y que un día estaría en el paraiso

porque tengo fe.

Le pedi a Dios que me ayudara a amar a otros,

como Él me ama,

y Dios dijo:

POR FIN ESTÁS COMENZANDO A ENTENDER

lunes, 9 de agosto de 2010

FRASE DE LA SEMANA 09-08-2010

El éxito consiste en vencer el temor al fracaso.

martes, 3 de agosto de 2010

FRASE DE LA SEMANA 03-08-2010

El amor puede esperar todavía cuando la razón desespera.

George W. Lyttelton



Hna. Glenda - Si conocieras cómo te amo

Si conocieras, el amor que Dios te tiene,
si descubrieras, lo que el te quiere regalar.

uhhhhh
uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhh

Si conocieras, como te amo, si conocieras como te amo,
Dejarías de vivir sin amor

Si conocieras, como te amo, si conocieras como te amo,
Dejarías de mendigar cualquier amor

Si conocieras, como te amo, como te amo...
Serias más feliz.

uhhhhh
uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhhh

uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhhh

Si conocieras como te busco, si conocieras como te busco,
Dejarías que te alcanzara, mi voz

Si conocieras como te busco, si conocieras como te busco,
Dejarías que te hablara al corazón...

Si conocieras, como te busco, como te busco,
Escucharías más mi voz...

Si conocieras, como te sueño, Me preguntarías, lo que espero de ti.

Si conocieras, como te sueño, Buscarías lo que he pensado para ti.

Si conocieras como te sueño, como te sueño,
Pensarías más en mí...

uhhhhh
uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhhh

uhhhhh
uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhhh

uhhhhh
uhhhhh
uhhhhh... uhhh... uhhhhh

miércoles, 28 de julio de 2010

PROMOCIONAL MATERIAL DIDÁCTICO VIDA DE SANTOS


PROMO DE SANTOS

CONTIENE
1 TABLERO CON PREGUNTAS RELACIONADAS A LA VIDA DEL SANTO
4 FICHAS PARA JUGADORES
1 DADO
1 HOJA DE PREGUNTAS CON RESPUESTAS
1 HOJA FOTOCOPIABLE PARA COLOREAR
7 SABIAS QUÉ?... PARA INCREMENTAR CONOCIMIENTOS GENERALES
1 SEPARADOR DE REGALO CON CONTENIDO YA SEA ORACIÓN O POEMAS DE CADA SANTO

TAMBIÉN CUENTA CON INSTRUCTIVO

ESPERO TE GUSTE CONTAMOS CON 4 JUEGOS DE SANTOS DIFERENTES
SAN FRANCISCO, STA TERESA DE JESÚS, SAN MARTÍN DE PORRES, Y SAN JUDAS TADEO

lunes, 26 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 26-07-2010


Es una refleyxion linda, en la que muchas veces caemos. queremos cambiar el mundo, mejorar a las personas, ver menos agresion, menos gente mala y le pedimos a Dios por ello en nuestras oraciones pero a veces olvidamos lo mas importante para poder cambiar el mundo primero hay que cambiar. Debes ser perseverante en la oración, no hasta que Dios te escuche sino hasta que tú escuches a Dios…

Había un niño que rezaba todos los días, y decía: Señor, gracias por todo lo que me das, te quiero pedir por el mundo que esta perdido. Para que ayudes a las personas que más lo necesitan. Y nunca pasaba nada el mundo seguía igual y pues el niño seguía rezando.


Cuando creció, y tenía unos 20 años se dio cuenta de qué su oración no era muy buena, y mejor dijo: Señor, gracias por todo lo que me das, te quiero pedir por el país, para que nuestros gobernantes nos guíen a la prosperidad y así continuaba todos los días.


Creció más, y cuando tenía unos 40 años, se volvió a dar cuenta de que su oración no cambiaba nada y la volvió a cambiar diciendo: Señor, gracias por todo, te quiero pedir por mi comunidad, para que nos ayudes a ser mejores personas. Y paso el tiempo igual se dio cuenta de que su oración no cambiaba nada, y creía que Dios no lo escuchaba


Pero se puso a reflexionar y se dio cuenta de que su oración no servía y la cambio cuando ya estaba muy viejo y dijo: Señor gracias te doy, te pido por mí, para que me ayudes a cambiar a mí, y no a los demás, para que así yo pueda cambiar a los que me rodean.


Muchas veces queremos que Dios cambie al mundo para que sea mejor, en vez de pedirle que nos cambie a nosotros primero, para así dar testimonio de Él


Empezar por nosotros, teniendo nuestra Fe bien puesta en el Señor.

lunes, 19 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 19-07-2010



La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.




QUÉ ES LA FELICIDAD?

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.

Depende de ti

¿QUÉ ES LA FELICIDAD? Depende de ti, de tu estado de consciencia o inconsciencia, de si estás dormido o despierto. Murphy tiene una famosa frase. Dice que existen dos tipos de personas: las que siempre dividen a la humanidad en dos tipos y las que no dividen en absoluto a la humanidad. Yo formo parte del primer tipo: la humanidad puede dividirse en dos tipos, los que duermen y los que están despiertos y, por supuesto, un pequeño grupo entre medias.
La felicidad dependerá de dónde estés en tu consciencia. Si estás dormido, el placer es la felicidad. El placer significa la sensación, intentar alcanzar por mediación del cuerpo algo que no se puede alcanzar por mediación del cuerpo, obligar al cuerpo a alcanzar algo de lo que no es capaz. Las personas intentan, por todos los medios posibles, alcanzar la felicidad por mediación del cuerpo.
El cuerpo solo puede proporcionar placeres pasajeros, y cada placer se equilibra con el dolor, en el mismo grado, en la misma medida. A cada placer le sigue lo opuesto, porque el cuerpo existe en el mundo de la dualidad, igual que la noche sigue al día y la vida sigue a la muerte y la muerte sigue a la vida, en un círculo vicioso. Al placer lo seguirá el dolor, y al dolor lo seguirá el placer. Pero nunca estarás tranquilo. Cuando te encuentres en un estado de placer tendrás miedo de perderlo, y ese miedo lo emponzoñará. Y, naturalmente, cuando estés perdido en medio del dolor, sufrirás y harás todos los esfuerzos posibles para salir de él, y volverás a caer en lo mismo.
Buda lo llama la rueda del nacimiento y de la muerte. Nosotros nos movemos con esa rueda, aferrados a ella... y la rue-da continúa moviéndose. A veces se presenta el placer y otras veces se presenta el dolor, pero estamos aplastados entre esas dos rocas.
Pero la persona adormilada no conoce nada más. Solo conoce unas cuantas sensaciones del cuerpo: la comida, el sexo... Ese es su mundo. Si reprime el sexo se hace adicta a la comida; si reprime la comida se hace adicta al sexo. La energía se mueve como un péndulo. Y lo que se llama placer es, como mucho, simple alivio de un estado de tensión.
La energía sexual se recoge, se acumula; te pones tenso y deseas relajar esa tensión. Para quien está dormido, el sexo no es sino un alivio, como un buen estornudo. No produce más que cierto alivio: había tensión, y ha desaparecido. Pero vol-verá a acumularse. La comida solo te proporciona cierto gusto en la lengua; no es mucho por lo que vivir. Pero muchas personas viven únicamente para comer; pocas personas comen para vivir.
La historia de Colón es muy conocida. Fue un largo viaje. No vieron sino agua durante tres meses. Un día, Colón miró al horizonte y vio árboles. Si pensáis en lo contento que se puso al ver árboles, imaginaos cómo se puso su perro.
Ese es el mundo del placer. Al perro se le puede perdonar, pero a ti no.
En su primera cita, un chico, pensando en alguna forma de divertirse, le preguntó a la chica si quería ir a jugar a los bolos. Ella contestó que no le gustaban los bolos. Después el chico propuso que fueran a ver una película, pero ella contestó que no le gustaba el cine. Mientras intentaba pensar en otra cosa le ofreció un cigarrillo, que la chica rechazó. Después le preguntó si quería ir a bailar y tomar copas a la nueva discoteca. Ella volvió a rechazar la propuesta, diciendo que no le gustaban esas
cosas.
Desesperado, le preguntó si quería ir a su apartamento a pasar la noche haciendo el amor. Para su sorpresa, la chica accedió de buena gana, lo besó apasionadamente y dijo: «¿Lo ves? No hacen falta esas cosas para divertirse».
Lo que llamamos «felicidad» depende de la persona. Para la persona dormida, las sensaciones placenteras son la felicidad. La persona dormida vive cambiando de un placer a otro. Se precipita de una sensación a otra. Vive para las pequeñas emociones; lleva una vida muy superficial. No tiene profundidad, no tiene calidad. Vive en el mundo de la cantidad.
También hay personas que están entre medias, ni dormidas ni despiertas, que viven en un limbo, un poquito dormidas y un poquito despiertas. A veces se puede tener esa experiencia a primera hora de la mañana: todavía adormilado, pero sin que puedas decir que estás dormido porque oyes los ruidos de la casa, a tu pareja preparando el café, el ruido de la cafetera o de los niños preparándose para el colegio. Oyes todo eso, pero aún no estás despierto. Esos ruidos te llegan vagamente, débiles, como si hubiera una gran distancia entre tú y lo que ocurre a tu alrededor. Tienes la sensación de que forma parte de un sueño. No forma parte de un sueño, pero tú te encuentras en un estado intermedio.
Lo mismo ocurre cuando empiezas a meditar. Quien no medita duerme, sueña; quien medita empieza a alejarse del sueño y a dirigirse al despertar, en un estado transitorio. Entonces la felicidad tiene un sentido completamente distinto: tiene más de calidad y menos de cantidad; es algo más psicológico, menos fisiológico. Quien medita disfruta más de la música, disfruta más de la poesía, disfruta creando algo. Esas personas disfrutan de la naturaleza, de su belleza. Disfrutan del silencio, disfrutan de lo que nunca habían disfrutado antes, y eso es mucho más duradero. Incluso si se para la música, algo persiste.
Y no es un alivio. La diferencia entre el placer y esta clase de felicidad consiste en que no es un alivio, sino un enriquecimiento. Te sientes más pleno, empiezas a desbordarte. Al escuchar buena música, algo estalla en tu ser, surge una armonía en ti: te haces música. O, al bailar, de pronto te olvidas de tu cuerpo; tu cuerpo es ingrávido. La gravedad pierde su poder sobre ti. De repente te encuentras en otro espacio: el ego no es tan sólido, el bailarín se funde y se fusiona con la danza.
Esto es mucho más elevado, mucho más profundo que el placer que se obtiene de la comida o del sexo. Esto es algo profundo, pero no lo supremo. Lo supremo solo ocurre cuando estás plenamente despierto, cuando eres un Buda, cuando ha desaparecido todo el sueño, cuando todo tu ser está lleno de luz, cuando no hay oscuridad en tu interior. Toda la oscuridad ha desaparecido y, junto con la oscuridad, el ego. Han desaparecido todas las tensiones, las angustias, las ansias. Te encuentras en un estado de absoluta satisfacción. Vives en el presente; se acabaron el pasado y el futuro. Estás por completo aquí. Este momento lo es todo. Ahora es el único tiempo y aquí es el único espacio. Y de repente el cielo desciende sobre ti. Eso es la dicha. Eso es la verdadera felicidad.
Busca la dicha; es tu derecho inalienable. No sigas perdido en la jungla de los placeres; elévate un poco. Ve en busca de la felicidad y después de la dicha. El placer es animal; la felicidad es humana; la dicha, divina. El placer te ata, es una esclavitud, te encadena. La felicidad te afloja un poco la cuerda, te da un poco de libertad, pero solo un poco. La dicha es la libertad absoluta. Empiezas a avanzar hacia arriba; te da alas. Dejas de formar parte de la grosera tierra; pasas a formar parte del cielo. Te conviertes en luz, en alegría.
El placer depende de los demás. La felicidad no depende de otros, pero de todos modos es algo distinto de ti. La dicha no depende de nada, ni es nada distinto de ti; es tu ser mismo, es tu naturaleza misma.
Buda Gautama dice: «Existe el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo».
Medita sobre esto lo más profundamente posible, porque contiene una de las verdades más fundamentales. Hay que comprender estas cuatro palabras, reflexionar sobre ellas. La primera es placer, la segunda, felicidad, la tercera, alegría, y la cuarta es dicha.
El placer es algo físico, fisiológico. El placer es lo superficial de la vida, la excitación. Puede ser sexual o de otros sentidos; puede convertirse en obsesión con la comida, pero está arraigado en el cuerpo. El cuerpo es tu periferia, tu circunferencia, no tu centro. Y vivir en la circunferencia significa vivir a merced de toda clase de cosas que suceden a tu alrededor. Quien busque el placer quedará a merced de la casualidad. Ocurre como con las olas del mar: están a merced de los vientos. Cuando soplan vientos fuertes, aparecen las olas; cuando desaparecen los vientos, desaparecen las olas. No tienen una existencia independiente, son dependientes, y todo lo que depende de algo exterior supone esclavitud.
El placer depende del otro. Si amas a una mujer, si ese es tu placer, esa mujer se convierte en tu dueña. Si amas a un hombre, si ese es tu placer y te sientes desgraciada y desesperada sin él, has creado tu propia esclavitud. Has creado una prisión; ya no eres libre. Si vas en pos del dinero y del poder, dependerás del dinero y del poder. Quien se dedica a acumular dinero, si su placer consiste en tener cada día más dinero, será cada día desgraciado, porque cuanto más tiene, más quiere, y cuanto más tiene, más miedo tiene de perderlo.
Es una espada de doble filo: querer más es el primer filo de la espada. Cuanto más exiges, cuanto más deseas, cuanto más sientes que te falta algo, más vacío y hueco te sientes. Y el otro filo de la espada es que cuanto más tienes, más temes que te lo quiten. Te lo pueden robar. El banco puede ir a la bancarrota, puede cambiar la situación política del país, hacerse comunista... Hay mil cosas de las que depende tu dinero. Tu dinero no te hace amo, sino esclavo.
El placer es algo periférico; por consiguiente, te hará depender de las circunstancias externas. Y es simple excitación. Si la comida es un placer, ¿de qué se disfruta realmente? Solo del gusto... y eso unos momentos, cuando la comida llega a las papilas gustativas y notas una sensación que interpretas como placer. Es una interpretación tuya. Hoy puede parecerte un placer y mañana no. Si sigues comiendo la misma cantidad todos los días, las papilas gustativas dejarán de responder a la comida, y dentro de poco estarás harto.
Así es como nos hartamos de las cosas: un día corres tras un hombre o una mujer y al día siguiente intentas encontrar excusas para librarte de esa persona. Es la misma persona; nada ha cambiado. ¿Qué ha pasado entretanto? Te has aburrido del otro, porque el placer consistía en explorar lo nuevo. Resulta que el otro ya no es nuevo; ya te has familiarizado con su territorio. Te has familiarizado con el cuerpo del otro, con las curvas de su cuerpo, con la sensación que te produce su cuerpo.
Y la mente ansía algo nuevo.
La mente siempre ansía algo nuevo. Así es como la mente te mantiene siempre atado a algo futuro. Te mantiene en un es-tado de espera, pero nunca te lleva los productos, porque no puede. Solo puede crear nuevas esperanzas, nuevos deseos.
Las hojas crecen en los árboles del mismo modo que los deseos y las esperanzas crecen en la mente. Querías una casa nueva y ya la tienes; ¿dónde está el placer? La disfrutaste unos momentos, cuando conseguiste tu objetivo. Una vez conseguido a la mente deja de interesarle y ya ha empezado a tender nuevas telarañas de deseo. Ya ha empezado a pensar en otras casas, más grandes. Y eso es lo que pasa con todo.
El placer te crea un estado de deseo permanente, de inquietud, una agitación continua. Hay múltiples deseos, todos y cada uno de ellos insaciables, que reclaman toda tu atención. Te conviertes en víctima de una multitud de deseos enloquecedores —enloquecedores porque no se pueden cumplir—, que te
llevan de acá para allá. Tú mismo te conviertes en una contradicción. Un deseo te lleva hacia la izquierda, otro hacia la derecha, y alimentas ambos deseos al mismo tiempo. Y entonces te sientes dividido, escindido, desgarrado. Te sientes hecho pedazos. Nadie sino tú es responsable; es la estupidez del deseo de placer lo que crea esta situación.
Y es un fenómeno complejo. No eres tú el único que busca el placer; millones de personas buscan los mismos placeres. Por eso existe una gran lucha, la competición, la violencia, la guerra. Todos son enemigos entre sí, porque todos tienen el mismo objetivo y no todos pueden conseguirlo. De ahí que la lucha sea tremenda, porque hay que arriesgarlo todo, y por nada, ya que, cuando ganas, no ganas nada. Malgastas tu vida entera en esa lucha. Una vida que podría haber sido una fiesta se convierte en una lucha prolongada, inútil.
Cuando vas buscando el placer no puedes amar, porque la persona que va buscando el placer utiliza al otro como medio. Y utilizar al otro como medio es una de las acciones más inmorales, porque cada ser es un fin en sí mismo, y no un medio. Pero cuando buscas el placer tienes que utilizar al otro como medio. Te haces astuto, porque la lucha es tremenda. Si no eres astuto te engañarán, y antes de que los demás te engañen, tú tienes que engañarlos a ellos.
Ya advertía Maquiavelo a los buscadores del placer que la mejor forma de defensa es el ataque. No hay que esperar a que el otro ataque; podría ser demasiado tarde. Antes de eso, atácalo tú. Esa es la mejor forma de defensa. Y es un consejo que se sigue, tanto si se conoce a Maquiavelo como si no.
Es muy extraño. La gente conoce a Jesucristo, a Buda, a Mahoma, a Krisna, pero nadie los sigue. La gente no sabe gran cosa de Maquiavelo, pero a él sí lo siguen, como si tuviera mucha importancia para ellos. No hace falta que lo leáis; simplemente lo seguís. Vuestra sociedad está basada en los principios maquiavélicos; en eso consiste el juego político. Antes de que alguien te quite algo, quítaselo tú. Tienes que estar siempre en guardia. Naturalmente, si estás siempre en guardia, te sentirás tenso, angustiado, preocupado. Todo el mundo está en tu contra y tú estás en contra de todo el mundo.
De modo que el placer no es ni puede ser la meta de la vida.
La segunda palabra que hay que comprender es la felicidad. El placer es algo fisiológico; la felicidad es algo psicológico. La felicidad es un poco mejor, algo un poco más refinado, un poco más elevado... pero no muy distinto del placer. Podría decirse que el placer es una clase más baja de felicidad y que la felicidad es una clase más elevada de placer: las dos caras de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un poco más refinada, un poco más humana, pero es el mismo juego que se juega en el mundo de la mente. No te preocupas tanto de las sensaciones fisiológicas como de las sensaciones psicológicas, pero no existe diferencia en lo fundamental.
La tercera es la alegría: la alegría es algo espiritual. Es algo distinto, completamente distinto del placer y de la felicidad. No tiene nada que ver con lo externo, con el otro; es un fenómeno interno. La alegría no depende de las circunstancias; es algo tuyo. No es una excitación producida por las cosas; se trata de un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es espiritual.
Pero Buda tampoco habla de la alegría, porque existe otra cosa que va más allá de la alegría. Él lo llama dicha. La dicha es algo absoluto. No es algo fisiológico, ni psicológico ni espiritual. No sabe de divisiones; es indivisible. Es absoluta en un sentido y trascendente en otro. Buda solo emplea dos palabras en esta frase. La primera es el placer, que incluye la felicidad. La segunda es la dicha, que incluye la alegría.
La dicha significa alcanzar el núcleo más profundo de tu ser. Se encuentra en las profundidades últimas de tu ser, donde ni siquiera el ego existe, donde reina el silencio: tú has desaparecido. En la alegría existes un poco, pero en la dicha dejas de existir. Se ha disuelto el ego; es un estado de no ser.
Buda lo llama nirvana. El nirvana significa dejar de ser, ser un vacío infinito como el cielo. Y en el momento en que eres el infinito, te inundas de estrellas e inicias una vida completamente nueva. Renaces.
El placer es algo momentáneo, algo que pertenece a la esfera del tiempo, es algo «de momento». La dicha es intemporal, atemporal. El placer comienza y termina; la dicha ni va ni viene: está ya en el núcleo más profundo de tu ser. El placer hay que arrancárselo a otro: o eres mendigo o eres ladrón. La dicha te hace el amo.
La dicha no es algo que te inventas, sino algo que descubres. La dicha es tu naturaleza más íntima. Estaba allí desde el principio, pero tú no te habías fijado. No te has dado cuenta porque no miras hacia dentro.
Esa es la única desgracia del ser humano, que solo mira hacia fuera, siempre en busca y en pos de algo. Y no se puede encontrar en el exterior porque no está allí.
Una tarde, Rabiya —una famosa mística sufí— estaba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. Se estaba poniendo el sol y la oscuridad descendía poco a poco. La gente fue congregándose, y le preguntaron:
—¿Qué haces? ¿Qué se te ha perdido? ¿Qué estás buscando?
Ella contestó:
—Se me ha perdido la aguja.
La gente dijo:
—Se está poniendo el sol y va a resultar muy difícil encontrar la aguja, pero vamos a ayudarte. ¿Dónde se te ha caído exactamente? Porque la calle es grande y la aguja pequeña. Si sabemos exactamente dónde se ha caído resultará más fácil encontrarla.
Rabiya contestó:
—Más vale que no me preguntéis eso, porque en realidad no se ha caído en la calle, sino en mi casa.
La gente se echó a reír y dijo:
—¡Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se ha caído en tu casa, ¿por qué la estamos buscando en la calle?
Rabiya replicó:
—Por una razón tan sencilla como lógica: en la casa no hay luz y en la calle aún queda un poco de luz.
La gente volvió a reírse y se dispersaron. Rabiya los llamó y dijo:
—¡Escuchadme! Eso es lo que hacéis vosotros. Yo me limitaba a seguir vuestro ejemplo. Os empeñáis en buscar la dicha en el mundo exterior sin plantear la pregunta fundamental: «¿Dónde la has perdido?». Y yo os digo que la habéis perdido dentro. La buscáis fuera por la sencilla y lógica razón de que vuestros sentidos están abiertos hacia el exterior: hay un poco más de luz. Vuestros ojos miran hacia fuera, vuestros oídos escuchan hacia fuera, vuestras manos se tienden hacia fuera; por eso estáis buscando fuera. Por lo demás os aseguro que no la habéis perdido ahí, y lo digo por experiencia propia. Yo también he buscado fuera durante muchas, muchas vidas, y el día que miré dentro me llevé una sorpresa. No hacía falta buscar y registrar; siempre había estado dentro.
La dicha es tu núcleo más íntimo. El placer se lo tienes que pedir a otros, y naturalmente te haces dependiente. La dicha te hace el amo. La dicha no es algo que te ocurre; ya está ahí.
Buda dice: «Existe el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo». Deja de mirar hacia fuera. Mira hacia dentro, vuélvete hacia tu interior. Empieza a buscar y registrar en tu interior, en tu subjetividad. La dicha no es un objeto que se pueda encontrar en ninguna otra parte; es tu consciencia.
En Oriente siempre hemos definido la verdad suprema como Sat-Chit-Anand. Sat significa ‘verdad’, chit significa ‘consciencia’, y anand, ‘dicha’. Son tres aspectos de la misma realidad. Es la auténtica Trinidad, no Dios Padre, Dios Hijo, Jesucristo, y el Espíritu Santo; esa no es la verdadera Trinidad. La verdadera Trinidad es la verdad, la consciencia y la dicha. Y no son fenómenos distintos, sino una sola energía que se expresa de tres maneras, una energía con tres aspectos. De ahí que en Oriente digamos que Dios es trimurti, que tiene tres rostros. Esos son los verdaderos rostros, no Brama, Visnú y Mahesh, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; esos nombres son para principiantes.
Verdad, consciencia, dicha: esas son las verdades absolutas. En primer lugar llega la verdad. En cuanto entras en ella, tomas conciencia de tu realidad eterna: el sat, la verdad. Al profundizar en tu realidad, en tu verdad, te darás cuenta de la consciencia, de una increíble consciencia. Todo es luz, nada es oscuridad. Todo es consciencia, nada inconsciencia. Eres simplemente una llama de la consciencia, sin siquiera una sombra de inconsciencia por ninguna parte. Y cuando profundizas aún más, el núcleo definitivo es la dicha, anand.
Buda dice: «Renuncia a todo lo que hasta ahora has considerado importante, significativo». Sacrifícalo todo para ese absoluto porque es lo único que te satisfará, que te llenará, que llevará la primavera a tu ser... y estallarás en miles de flores.
El placer te hará ir a la deriva. El placer te hará más astuto, pero no te proporcionará sabiduría. Te hará cada día más esclavo; no te proporcionará el reino de tu ser. Te hará cada día más calculador, te hará una persona más aprovechada. Te hará cada día más político, más diplomático. Empezarás a utilizar a las personas como medios. Eso es lo que hace la gente.
El marido le dice a la esposa: «Te quiero», pero en realidad simplemente la está utilizando. La esposa dice que quiere al marido, pero simplemente lo está utilizando. El marido puede estar utilizándola como objeto sexual y la esposa utilizándolo como seguridad económica. El placer hace a todos astutos, taimados. Y ser astuto supone perderse la dicha de ser inocente, perderse la dicha de ser niño.
En Lockheed necesitaban una pieza para un avión nuevo y enviaron un comunicado a todo el mundo para ver quién presentaba la mejor oferta. De Polonia les llegó una oferta de tres mil dólares. Inglaterra se ofrecía a construir la pieza por seis mil dólares. Israel pedía nueve mil. Richardson, el ingeniero encargado de la construcción del nuevo avión, pensó que lo mejor era ir a cada uno de los países para averiguar el porqué de la disparidad de precios. El fabricante de Polonia le dijo: «Mil para los materiales, mil para la mano de obra, y mil para los gastos indirectos y unos pequeños beneficios».
En Inglaterra, Richardson revisó la pieza y descubrió que era casi tan buena como la fabricada en Polonia. Preguntó: «¿Por qué piden seis mil dólares?». El inglés se lo explicó: «Dos mil para los materiales, otros dos mil para la mano de obra y otros dos mil para los gastos y un pequeño beneficio».
En Israel, el representante de Lockheed tuvo que llegar hasta un callejón en el que había una pequeña tienda, donde vio a un viejecillo, el que había presentado la oferta de nueve mil dólares.
—¿Por qué pide tanto? —le preguntó.
—A ver —dijo el viejo judío—. Tres mil para usted, tres mil para mí y tres mil para los gilipollas de Polonia.
El dinero, el poder, el prestigio: todo eso contribuye a hacerte astuto. Busca el placer y perderás la inocencia, y perder la inocencia significa perderlo todo. Esto dice Jesucristo: sé como un niño, y solo así entrarás en el Reino de Dios. Y tiene razón. Pero quien anda en busca del placer no puede ser inocente como un niño. Tienes que ser muy listo, muy astuto, con mucha política; solo así puedes vencer en la competición a muerte que hay en todas partes. Todo el mundo está a la greña con todo el mundo, no vives entre amigos. El mundo no puede ser amable a menos que dejemos esa idea de la competitividad.
Pero desde el principio inculcamos al niño el veneno de la competitividad. Cuando acabe la universidad estará totalmente envenenado. Lo hemos hipnotizado con la idea de que tiene que luchar contra los demás, de que la vida es la supervivencia de los más aptos. Así la vida no puede ser una fiesta.
Si eres feliz a costa de la felicidad de otro... Y así es como puedes ser feliz; no hay otra manera. Si conoces a una mujer hermosa y consigues poseerla, se la habrás arrebatado a otro. Intentamos que las cosas parezcan lo más bonitas posible, pero eso es solo en la superficie. Los que han perdido en el juego se enfadarán, se pondrán furiosos. Esperarán una oportunidad para vengarse, y esa oportunidad se les presentará tarde o temprano.
Lo que posees en este mundo lo posees a costa de alguien, a costa del placer de otro. No hay otra manera. Si de verdad no deseas enemistarte con nadie en el mundo, debes abandonar la idea de la posesión. Utiliza lo que tengas a tu lado en el momento, pero no seas posesivo. No intentes reclamar que es tuyo. No hay nada que sea tuyo; todo pertenece a la existencia.

lunes, 12 de julio de 2010

FRASE DE LA SEMANA 12-07-2010

No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja.

Edmond Gouncourt


Cómo bailar bajo la lluvia

Era una mañana agitada, eran las 8:30,
cuando un
señor mayor de unos 80 años,
llegó al hospital para que le sacaran los puntos de su pulgar.
El señor
dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am.

Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento,
sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes
de que alguien pudiera atenderlo.
Lo ví mirando su reloj y decidí,
que ya que no estaba ocupado con otro paciente,
podría examinar su herida.
Durante el examen, comprobé que estaba curado,
entonces le pedí a uno de los doctores,
algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.

Mientras le realizaba las curaciones,
le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana,
ya que lo veía tan apurado.
El señor me dijo que no,
que
necesitaba ir al geríatrico para desayunar con su esposa.
Le pregunté sobre la salud de ella.

El me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí
ya que pacedía de Alzheimer.
Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.

Me respondió que hacia tiempo que ella no sabía quien era él,
que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo.
Me sorprendió, y entonces le pregunté,
- Y usted sigue yendo cada mañana,
aún cuando ella no sabe quien es usted?

Él sonrió y me acarició la mano
- Ella no sabe quien soy, pero yo aún sé quien es ella.
Se me erizó la piel,
y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba,
y pensé,
Ese es el tipo de
Amor que quiero en mi Vida.

El Amor Verdadero no es físico, ni romántico.
El Amor Verdadero es la aceptación de todo lo que es,
ha sido, será y no será.
Con todas las bromas
y
cosas divertidas que hay en los e-mails,
a
veces viene uno que tiene un importante mensaje.
Este es uno de ellos.
La gente más
feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo;
ellos sólo hacen todo, lo mejor que pueden.