Oración Universal

En los momentos más trascendentales de nuestro día siempre podemos contar con una de las oraciones más bellas. Un día, navegando por la red, me encontré con una versión (a modo de respuesta) diferente de cómo Dios puede percibir la oración universal.

Reflexionando, existe una explicación por la cual se dio respuesta. Asumo que es para que quien la dice asuma la responsabilidad de sus palabras, ya que cuando te comunicas con el Padre, lo debes hacer seguro de lo que tienes en tu corazón y no mediante un formulismo hecho oración, ya que con ella comunicas más de lo que dices...

Aquí transcribo esa "justificación". Meditemos... reflexionemos... encontrémosle el sentido didáctico y aprovechémonos de la oportunidad que tenemos para realizar una oración verdadera a nuestro Creador:

No me digas: PADRE; si no te comportas como hijo...
No me digas: NUESTRO; si vives aislado en tus egoismos...
No me digas: QUE ESTÁS EN EL CIELO; si sólo piensas en la tierra...
No me digas: SANTIFICADO SEA TU NOMBRE; si me invocas con los labios pero tu corazón esta alejado de mí...
No me digas: VENGA TU REINO; si lo confundes con el éxito material...
No me digas: HÁGASE TU VOLUNTAD; si guardas rencor a alguno de tus hermanos que también son mis hijos...

No me digas: DANOS NUESTRO PAN DE CADA DÍA; si tú no eres capaz de ser generoso con tu prójimo...
No digas: NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN; si no evitas las ocasiones de pecado...
No digas: LÍBRANOS DE TODO MAL ; si no tomas partido contra el mal...
No digas: AMÉN; si no has tomado en serio cada una de mis palabras.

Y a pesar que en cada una de esas respuestas encontramos una justificación a lo que muchas veces no vemos al decir esta oración. Creo firmente que hay más... que existe la palabra consoladora de un PADRE a su hijo que ha quedado humillado ante la razón.

Más o menos ésta sería SU respuesta:

Hijo mío:

Quiero que sepas que cada vez que me dices PADRE NUESTRO yo te contesto:

Hijo mío; que estás en la tierra preocupado, tentado, solitario...
Conozco tu nombre; entiéndeme que...TE AMO.
No estás solo; sino habitado por mí; heredero de mi reino.
Tendrás el pan de hoy; no te preocupes, pero compartelo...
Perdono las ofensas que me has proferido;(tantas!!) a condición de que tú seas capaz de perdonar a cuantos te han ofendido de pensamiento, palabra y obra.
Para que no caigas en tentación y seas salvo;

Aférrate fuerte de mi hijo JESÚS (tu hermano) y te libraré del mal.

Estoy contigo querido hijo...

TU PADRE DIOS.